sábado, 22 de septiembre de 2012

Una de fiestas patronales.

Estaba todo listo, íbamos a pasar unos días en el pueblo vecino, a veinte kilómetros del nuestro y prometían ser, esos días, de diversión en las fiestas patronales.
Nos embarcamos en el coche, junto con las mochilas, los cinco amigos. Bueno, en realidad éramos seis elementos, pero uno de ellos no contaba como pasajero en el trayecto.
A cinco minutos de haber salido nos hace el alto la guardia civil. Era una posibilidad entre mil, pero no nos engañemos, te puede tocar.Nuestras cabezas se pusieron rápidamente a interaccionar con las posibles preguntas, buscando posibles respuestas; hay que ver, con los cortitos que a veces somos, cómo nos ponemos en guardia rápida-mente...
-Buenas tardes- dijo el agente, documentación y permiso de conducír, por favor.
Saqué de la guantera los papeles del coche y me identifiqué como individuo numerado que soy.
Los leyó detenidamente y echó un vistazo a mis amigos que iban detrás.
Segunda pregunta:- ¿Llevan algún tipo de estupefacientes o explosivos?.
-No, agente, no llevamos estupefacientes, somos autosuficientes para divertinos y a la respuesta de los explosivos...(¿qué decír)..., llevábamos una caja de petardos de todas clases: tracas, cochetes (de corto alcance), carretillas, mariposas, bengalas, truenos (los más grandes, medio metro de mecha), pero eso ¿se consideraría explosivo?, eran para la fiesta.
Si decíamos que sí, igual nos los confiscaban y si decíamos que no,  ¿estaríamos mintiendo a la autoridad?.
Dijimos que sólo material pirotécnico, en modo usuario.
-Abra el maletero- dijo a continuación.
Ahora sí que la íbamos a líar. Dentro estaba el sexto elemento. Conste en acta que lo hicimos obligados, perfectamente cabía entre Pepe y Martina, pero por no incumplír las normas nos vimos obligados a so-meterlo en tercera clase.
El otro,(total, ya para qué), cuando se abrió la puerta, ya estaba con la caja de petardos en la mano ,creo que para desviar de él la mirada del agente, (como si este Miguel fuera transparente!), Buenas, papá ,acertó a decír, como el que no quiere la cosa.
-Pero, ¿esto qué significa?- dijo el guardia y a la vez Padre suyo.
Nunca vimos un miguelillo tan amarillo...,
-Acompañarme a la comisaría-, fueron las cuatro palabras que cerraron aquel episodio en la cuneta de la N-xxx.
Miguel fue invitado a subír en el coche patrulla y nosotros, en comitiva, los seguimos.
Allí nos hicieron pasar a una dependencia donde se ponen denuncias y justamente, (no había otro día), mi madre allí estaba.
Mamá!...¡hijo!...,tal que Marco cuando encontró a su madre en los Apeninos o los Andes. -¡qué haces aquí?- pregunta elevada a la quinta potencia-.
-Me han llamado para identificar los objetos que me robaron, ya sabes, el portátil, la cartera, el reloj...
¿ y vosotros?.
-Creo que nos han detenido por ilegales, secuestro y banda armada.


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