miércoles, 24 de octubre de 2012

Momentos cotidianos, especiales.

A estas alturas de noviembre el sol se ha vuelto perezoso. Agotado tras el intenso verano, no se despierta hasta bien pasadas las ocho de la mañana, en cambio, aquel pequeño, como tantos otros, se apresuraría a guardar su pijama bajo la almohada;. es tiempo de colegio.
En la parada del autobús pude verlo, con su abriguito azul, su mochila con ruedas, donde probablemente, junto con los lapiceros y el cuaderno de sus primeras letras y cuentas, guardaría el bocadillo para el recreo. Iba peinado con la raya a un lado y olía a fresca colonia, que cuidadosamente, su madre la habría puesto.
Hacía frío en la calle, la humedad de la noche había cubierto la calzada con una alfombra brillante de lluvia silenciosa. Las farolas que alumbraban la noche, aún aguardaban al sol para el cambio de
guardia.
Aquella mañana me costó levantarme más de lo habitual, se estaba tan bien arrebujada entre las cálidas  sábanas de franela, que era un despropósito abandonarlas. Lo hice de mala gana..., otro día de trabajo. Salí a la calle con paso forzado, enfundada en mi abrigo azul y con las llaves del coche en la mano, intentando recordar dónde lo dejé aparcado la noche anterior y  fue entonces, cuando ví al pequeño abrigado de mi mismo azul. Pensé toda la mañana en él, merecía el sueño mucho más que yo, y en cambio, allí estaba, con sus manos amparadas en los guantes, la bufanda abrigándole el cuello y su carita llena de ilusión esperando el autobús.

2 comentarios:

  1. Me da tanta penita levantar a Carlitos a la mañana, en invierno nunca es demasiado abrigo, y tenemos que ir en moto brrrrr, la escuela está a unos metros del mar, Las mamás llevamos leña y piñas para encender la estufa en la escuela, y hay veces que escriben con los guantes puestos. Es realmente un gran sacrificio para ellos con sus añitos pero es necesario, luego tienen su premio Duendecito. La ignorancia es el peor de los males. Un abrazo preciosa y gracias por compartir siempre.

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  2. Hola encanto. Gracias por tu visita de hace unos días.
    Me encanta este relato, te estás especializando en ellos pues ya veo que tienes muchos.
    Te mando un abrazo.

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