Que no me lleven lejos de tí,
que no me arrastren,
los deseos de huír a otras orillas;
necesito tu aliento, tu marejada,
y ese rubor añil de tus mejillas.
Tu saliva rizada y enfurecida,
tu rugido feroz de alma crispada,
que es en días de viento, temblor suicida,
y te arrojan en furia precipitada.
Ya no puedo mirar otro horizonte,
mi amor por tí, es espontáneo,
amo el misterio que tu alma esconde,
mi aroma, mi Mar, Mediterráneo.
que no me arrastren,
los deseos de huír a otras orillas;
necesito tu aliento, tu marejada,
y ese rubor añil de tus mejillas.
Tu saliva rizada y enfurecida,
tu rugido feroz de alma crispada,
que es en días de viento, temblor suicida,
y te arrojan en furia precipitada.
Ya no puedo mirar otro horizonte,
mi amor por tí, es espontáneo,
amo el misterio que tu alma esconde,
mi aroma, mi Mar, Mediterráneo.