lunes, 25 de marzo de 2013

Crónica del lunes.

Y regresé, por el mismo camino que me fuí.
Ha sido una jornada laboral ajetreada en todos los sentidos. Primero por la carga de trabajo que había, bajo amenaza verbal de que no saldría nadie a su hora si no estaba todo colocado.¡ Qué maravillosa manera de dar los buenos días!, ¿a que sí?...pero yo he desayunado bien, hoy.
A lo largo de la mañana hemos tenido visitantes de guante blanco, pillados in fraganti por el ojo que todo lo ve, las cámaras de vigilancia. Nada, dos chicas y un chico que traían de turismo la mano larga y el bolso grande, aunque a falta de bolso, pero no de mano, siempre les queda un hueco debajo de la camiseta, en el calcetín, o  hacen sitio delante del ombligo, que imaginación no les falta.
Pero no contaron con la astucia del segurata. El caso es que los han metido a los tres en el confesionario, habitación que hace las veces de nuestro cuarto de descanso, y desde allí intuía, por las voces, lo que se estaba cocinando. El guardia ha sido abofeteado por el chico, las dos muchachas gritaban y gritaban, creo que hasta se sentían ofendidas...hasta que han llegado los municipales.
Primero dos, pero han pedido refuerzos ... otros dos. Total que al final se los han llevado, pero...
no es robo, es hurto, así que ¡a la calle!.
Más tarde, una tierna abuelilla se ha dejado el bolso de mano, después de hacer su no pequeña compra, encima de una repisa y un amable caballero que lo ha visto me lo ha entregado. El bolso ha sido custodiado en el confesionario, no hacía más de diez minutos que la lady inglesa había salido de la tienda, por lo que debería estar en el parking guardando la compra. Efectivamente, al poco llega la mujer azorada, cardíaca perdida por el susto y cariñosamente le digo que se tranquilice, que su bolso está aquí. El guardia de seguridad ya se había marchado a comer y una compañera le hace la entrega de su pertenencia, pero, mi compañera que no se fía ni de su sombra, miró dentro del bolso. Ah!, llevaba, enrrollado en un pañuelo de seda, un bote de laca de la marca de las famosas y dos tabletas de chocolate...hay cosas que no comprendo puesto que no he visto la imperiosa necesidad del hurto en ninguno de los dos casos, Claro que, esas cosas no hay que entenderlas, visto el panorama a gran escala. ¿Será el ansia?.

4 comentarios:

  1. Ni siquiera es ansia,es más bien una forma de divertirse,una especie de reto ante uno mismo o ante los demás sin darse cuenta de que están perjudicando a quien se gana la vida con su negocio.

    Veo que has empezado un diario María José. Que sea enhorabuena...

    Un abrazo.

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  2. No sé, Jero, entiendo que están los tiempos muy mal y que hay quien lo hace por necesidad. El otro día un hombre compró una barra de pan y en el bolsillo llevaba una lata de sardinas...me dió lástima, la señora del bolso, la ancianita, llevaba el monedero lleno de billetes..., la acción al final es la misma pero lo que hay detrás no. No justifico el hecho, pero em ambos casos es muy distinta la razón. Como se dice, para ver cosas estar vivos.
    Muchas gracias por tu visita, ayer me dió por escribír estas cosas, no sé si seguiré contando anécdotas o crónicas de un día, veremos.
    Un abrazo, amigo.

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  3. Gracias querida amiga por venir a tomar el té conmigo, el de todos los martes, es una forma de sentirnos más cerca, aún a la distancia, de compartir momentos breves de felicidad.
    Un beso grande.

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  4. Hola Luján, espero seguír compartiendo contigo el té de los martes. Tu blog es muy bonito, tienes buen gusto.

    Un beso preciosa.

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