domingo, 10 de marzo de 2013

Sueño de Titanes.

Quise alcanzar el cielo,
-siendo un sueño de Titanes-
en un vuelo que no es mío,
¡pudiera yo, ay, ser ave!.
Besar las  mil estrellas
que rielan en su ombligo,
volar las altas praderas,
con una ramita de olivo
que rompiera cadenas
y fuera abriendo camino.
 
Y soñé, seguí soñando,
-es el sino de mi vida-
y así alcancé su mano,
dueña de mi fantasía
y, al rozar sus dedos blancos,
llenáronse de agua los ríos,
el mar se hizo manso
dejé de sentír frío.
Mis ojos se iluminaron,
mi cuerpo se hizo pequeño
para albergar el cariño
que me brotaba de dentro.
 
Perdí los cinco sentidos...
pero, si la vida es breve,
¡qué caros que son los sueños!,
y en un suspiro leve
se perdió todo mi aliento.
Sus manos se cerraron
como pétalos de invierno
y mis alas, se quebraron,
cayó la ramita al suelo.
Tributo en arancel de llanto,
al que llamo desconsuelo.
 
 
 
 
 

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