sábado, 11 de mayo de 2013

Sobre todas las cosas.

Sobre todas las cosas, qué importa,
si no la blanca mirada del niño que a la vida se asoma.
Sobre todas las cosas, qué deja caricia
más noble en la boca, que un beso entregado del alma.
 
Sobre todas las cosas.
 
Sobre todas las cosas, la fuente que brota,
el latido del mar,
la blanca paloma,
y el olivo que espera sin desesperar.
El olor de una cuna,
el calor de un hogar
y la inmensa fortuna
del amar por amar.
 
Sobre todas las cosas, esas son de verdad...
sobre todas las cosas, esas quiero  mirar.
 
 
 

2 comentarios:

  1. ¡Qué importante es saber cuales son las cosas que de verdad importan! Son las que a la larga nos hacen felices...Tú has nombrado un buen ramillete de ellas.Me quedo con la mirada de un niño,pocas cosas hay más limpias....

    Un abrazo.

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  2. La mirada de un niño es especial, tiene algo que no sabría como definir, es...algo limpio, inmaculado, es la inocencia en estado puro, igual suena un poco ñoño, pero yo lo veo así.
    Y aunque no tiene nada que ver con un niño, no se puede comparar obviamente, pero esa cosa a la que me refiero también la he visto en los ojitos de cualquier cachorro, yo creo que es la esencia de lo infantil, de la ternura y la no maldad.
    Y ya, por extensión, no entiendo ni entenderé jamás como puede haber gente que haga daño a un ser así, inocente y que solo pide amor y cuido.
    Ya me callo, Jero, que noto que me estoy enrrollando demasiado jeje.
    Gracias siempre por acercarte a mis letras.
    Un abrazo.

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