sábado, 22 de junio de 2013

Carta de Amor desde la trinchera.

Huele el aire a pólvora quemada,
no sé si es el cielo o el infierno
lo que mis ojos presencian ya, mi amada;
mas tu voz, me arropa en el silencio.
 
Ya no escucho el estallido de las balas,
ni el resoplar cortando el aire de los tiros,
sólo escucho la serenidad de tus palabras
cual tintineo de campana en mis oídos.
 
Firmemente me resisto a la partida
que otros vienen rigurosos a imponerme,
porque eres tú, quien me ancla en ésta vida,
evitando la flaqueza de rendirme.
 
Pero si el destino quiere echarme mala carta,
dando por finalizada mi partida,
mi cuerpo habrá perdido la batalla
mas mi alma, junto a ti, cobrará vida.
 

2 comentarios:

  1. Una carta emotiva, un último asidero antes de la posible muerte...

    Feliz domingo Mª José.

    ResponderEliminar
  2. Al escribir este poema he pensado en la soledad del soldado en su último momento, en lo que deja atrás que es lo que realmente le une a la vida.
    Ojalá nunca hubieran que escribirse cartas así.
    Gracias por tu compañía, Jero.
    Un abrazo, feliz lunes y aún mejor semana.

    ResponderEliminar