martes, 11 de junio de 2013

Por el bien de todos.

8 a.m:
Ismael se dirigía, carpeta en mano, por la Avenida de La Rosaleda hacia el edificio de oficinas donde trabajaba. Esa mañana tenía una importante reunión para tratar un tema pendiente de resolución.

Cuando entró en la sala de conferencias ya se encontraban allí dos de los cuatro convocados,- Martín siempre llega el último- pensó y se acomodó en su sillón tras dar los buenos días.
-Señores, esperaremos cinco minutos, hoy debemos encontrar una solución factible, el tiempo se nos echa encima y necesitamos un acuerdo satisfactorio para todos.
Manuel sonreía para sus adentros, llevaba más de veinte años en aquella empresa y sabía que los acuerdos satisfactorios no siempre se repartían equitativamente.
-Buenos días y discúlpen el retraso- dijo Martín que al fin llegaba.
-Bien, ya no falta nadie, espetó Ismael, estamos los cuatro, vamos con cada una de las propuestas.
Manuel fué el primero en exponer su criterio:
Siguiendo las estadísticas de otros años, creo que debemos aguantar unos meses más con la misma plantilla. Podéis daros cuenta que no está fuera de lo común que en estas fechas las ventas caigan un diez por ciento.Nos lleva ocurriendo cinco años consecutivos y pasado ese bache se remontan a los límites esperados. Por mi parte, no veo necesarios los despidos que se propusieron la vez anterior, en todo caso, ampliar un poco más el margen de confianza. Sabemos que, aunque bajen los ingresos, no podemos hablar realmente de pérdidas.
Martín tomó la palabra a continuación. No le había gustado nada la propuesta de su compañero y eso lo delató una mueca sarcástica de media sonrisa en su cara.
Manuel, sabes que esto no es una O.N.G, aquí se trabaja buscando beneficio -y una voz decía en su cabeza: no el del trabajador, que a ese ya se le paga religiosamente-,
Dado que llevamos cinco años de bajada en estas determinadas fechas, propongo excluír el tres por ciento de la plantilla, no será tanta la masacre y sí el ahorro económico y si hace falta suplír esas horas momentáneamente, se sacan de los restantes empleados, que a buen seguro no se negarán.
Ismael ya tenía dos puntos de vista diferentes (puntos de vista que comulgaban con la personalidad de cada uno de ellos.).
Faltas tú, Fernando, expón tu idea.
Fernando era el hijo del abodado que durante treinta años representaba a aquella empresa, y había ocupado el puesto de su padre tras su jubilación.
Bien, creo que con los despidos propuestos por Ismael no arreglaremos mucho el tema, Tened en cuenta que la antigüedad de los empleados en esta compañía, es importante, y eso va a ser otra inyección de pérdidas. Lo más conveniente es aprovechar esos meses de bajada para dar vacaciones a los trabajadores, así no bajará la productividad exigida y el balance se podrá equilibrar en cuanto a ese tema. Por otro lado, congelaremos la paga de beneficios, si no hay para uno, no hay para ninguno. Ya me encargo de buscar el método en la carpeta legal.
Barajado el tema - dijo Ismael-, creo que la propuesta más interesante es de la Fernando. Sé que es un pellizco para el trabajador, pero no es una cizalla que corta, ellos seguirán con su empleo y nosotros con el ahorro.
Aprovechando esta reunión quiero daros aviso de que la flota de vehículos personales va a ser sustituída, es importante dar una buena imagen y todos van a ser cambiados por el último modelo de BMW, decidíd que color queréis para el vuestro y no tengo más que llamar a las islas Caimán para confirmarselo al Sr. Don .
Los cuatro se levantaron estrechando sus manos.

2 comentarios:

  1. Un relato muy de actualidad,por desgracia.
    El capitalismo sólo es medio viable en tiempos de vacas gordas,pero cuando llegan las flacas,como ahora,el resultado para las clases trabajadoras es el mismo que en el comunismo,miseria.Ningún empresario renunciará a su tren de vida en favor de sus trabajadores,es una utopía.Sólo lo haría si las leyes le obligaran,pero ya sabemos como funciona esto.

    Un abrazo María José.



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  2. Hola Jero, las leyes de ahora son un retroceso en cuanto a los derechos del trabajador. Nunca ha sido más fácil quitarse a un empleado que ahora, por la reducción de las indemnizaciones por año trabajado. Personalmente pienso que la ley actual fomenta el despido. Y en cuanto a los empresarios, los grandes empresarios, creo que ven más a los trabajadores cómo números que cómo personas que están al cargo de una familia.
    Se supone que para avanzar en sus proyectos, no se pueden permitír el lujo de esas debilidades, siempre habrá otra persona detrás esperando tu puesto de trabajo si no estás de acuerdo.
    En fin, que así es la cosa.
    Gracias amigo por tu compañía.
    Un abrazo Joaquin.

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