domingo, 21 de julio de 2013

El cocodrilo Verdellorón. (Cuento infantil)

Érase una vez un cocodrilo, un cocodrilo como todos los cocodrilos de andar por casa; ya sabéis, con ojos saltones, narizota redonda y cuatro dientes.
Sí, de momento sólo tenía cuatro, dos arriba y dos abajo, era todavía pequeño.

Se lamaba Verdellorón.
Verde por su color, y llorón, porque cuando estaba triste lloraba, como suele pasar, pero es que cuando estaba contento lloraba de la risa y cuando estornudaba se le saltaban las lagrimillas también.
Pero Verdellorón tenía un problema:
tenía miedo al agua.
Y como todos sabéis, los cocodrilos viven en los ríos; descansan en la orilla y se zambullen en el agua donde cazan para comer.
Sus papás y sus hermanos ya no sabían de qué manera convencerlo para que entrara en el agua, pero no había forma posible y sólo de pensarlo se ponía malito, tanto ,que hasta le dolía la barriga.
Un día, toda la familia ideó un plan para quitarle ese miedo y adaptarse como todos los demás a su medio.
Dijo la mamá:
-Mañana vamos a ir todos de paseo por la orilla del río. Caminaremos cuando haga más calor y escogeremos un camino muy largo así, cuando todos estemos cansados, sedientos y acalorados, no tendremos más remedio que meternos en el agua para refrescarnos y descansar flotando y Verdellorón no podrá negarse.
Así lo hicieron, caminaron y caminaron y caminaron ....
Verdellorón decía:
-¿pero cuándo podemos descansar, mami?
-Un poco más adelante descansaremos- respondió su madre.
Se quedó el último, pues al ser el más pequeño daba los pasos más cortos.
Al fin, todos fatigados se zambulleron en el agua, todos....menos él.
Desde el río le animaba toda la familia:
-¡Venga, entra en el agua!
-¡Vamos....hummm que rica y fresca está!
Pero él no hacía caso.
-Vamos hermanito, aquí jugaremos, ¡ven!
Pero no hubo manera alguna de convencerlo.
Todos se enfadaron un poco puesto que el plan no había funcionado.
Regresaban de nuevo a casa, cuando de repente, Verdellorón se dió cuenta de que se había distanciado del grupo y se asustó.
Llamaba a sus padres pero no lo escuchaban. De pronto oyó una voz que gritaba:
¡socorro! ¡socorro!
Miró a su alrededor y pudo ver que en el río había caído un pajarito desde un árbol y se estaba ahogando.
Verdellorón no sabía qué hacer, le daba mucha pena,  pero era tanto el miedo que le tenía al agua que no era capaz de nadar hasta él.
El pajarito aleteaba sin conseguír salír del agua y las fuerzas le fallaban.
Muy nervioso, metió una pata en el agua, pero de nuevo se echó para atrás.
Cogió una rama con la boca e intentó acercarla hasta el ave, pero no llegaba.
Finalmente tomó aire y dijo:
-Allá voy ¡aguanta, te salvaré.!
Y nadando como no se hubiera imaginado nunca, llegó hasta el pajarito, que rápido, se subió en su cabeza.
Y contentos los dos se dirigieron a la orilla.
El pajarito no sabía de qué manera agradecer que le hubiera salvado la vida, pero Verdellorón le dijo:
-Ya me has pagado el favor, amiguito, gracias a tí me he metido en el agua.....¡lo que nunca me hubiera imaginado!, las gracias te las doy yo a tí y seremos siempre amigos.
El pajarito en señal de gratitud le contestó:
-de aquí en adelante te ayudaré a lavarte los dientes. Cuando comas te quitaré la comidita que te quede y te acompañaré por el río subido en tu cabeza.
Y así fué cómo Verdellorón venció su miedo ,y por eso los pajaritos le limpian los dientes a los cocodrilos.
Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
¡Ah! una cosita:
Jamás intentéis tocar un cocodrilo, Verdellorón tenía cuatro dientes, pero los grandes tienen ¡muchíiiiiiisimos!.



2 comentarios:

  1. Bravo Mª José, un cuento precioso para niños de hasta 9-10 años e incluso más, los hay muy infantiles.... Creo que serías una buena escritora de cuentos infantiles.Me encantó ese consejo final, nunca se sabe...jajajajaja

    Abrazos de cocodrilo.

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  2. Siempre muy agradecida con tu visita, querido amigo. Me alegra que te haya parecido bonito.
    Abrazos de cocodrila.

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