domingo, 28 de julio de 2013

La espera.

Una mañana de primavera
de la más triste que vi salir,
tomaste rumbo para otra tierra
y desde el puerto te vi partir.
No llores niña, dijiste al verme
con el pañuelo decirte adiós,
que éste marino volver no puede
a consolarte por tu dolor.
Adiós adiós
mi corazón,
adiós marino, adiós estrella, adiós amor.
Adiós adiós
mi corazón,
cuida de él, viento, cuida de él, agua, cuida de él Dios.
Después de muchas noches sin verlo,
después de días sin su calor,
llegó el verano, llegó el invierno
y mi marino no regresó.
Anclada a tierra quedó mi suerte,
sin una carta, sin un rumor,
sin nadie nadie, que me recuerde,
que su barquito no naufragó.
Adiós adiós
mi corazón,
adiós marino, adiós estrella, adiós amor.
Adiós adiós
mi corazón,
cuida de él viento, cuida de él, agua, cuida de él, Dios.
Pero las olas son alas finas
que nunca olvidan el buen amor,
y lo protegen y lo encaminan
y lo devuelven al malecón.
Con el pañuelo aquél que un día
llorando perlas lo despedí,
hoy lo recibo, limpia mi pena,
porque la espera lo trajo a mí.
 
 
 
 

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