viernes, 30 de agosto de 2013

Cosas de la naturaleza.

Le dieron rojo al clavel
por que, prendido en el pelo,
reluzca como un cascabel
alegre, claro y sincero.
 
A la azucena le dieron
blancor de luna llena,
por que, entre verde y verde,
su carita resplandezca.
 
A la rosa dieron fragancia
y unas cuantas espinitas,
recordando que el amor
suave tacto necesita.
 
Y a mí, lo que me dieron
de la florida naturaleza,
fue el temblor del rocío,
y lo siento cuando te acercas
cariñosamente a mi oído.
 


miércoles, 28 de agosto de 2013

Camina el mar.

¿Vendrás a mí?
El me contestó:
cuando camine el mar.
 
 
Arrastra, mar, sobre la tierra,
mil caracolas y sirenas,
mueve tus aguas, proyecta
tu paso sobre la arena. 
 
Oscila, gigante péndulo,
que rujan tus olas,
que me estremezcan,
que ahoguen este silencio
con su marea.
 
Camina, mar, a mi costado,
mueve tu fondo de estrellas
y cuando El venga a mi lado,
sólo entonces...descansa,
 regresa,
y vuelve a tu origen con ellas.
 
 


lunes, 26 de agosto de 2013

Cien poemas de amor.

Quiero mirarte,
 pero la niebla no se disipa...
quiero abrazarte,
pero la luna está tan lejos...
quiero besarte,
pero tus labios me son esquivos.
No puedo olvidarte,
ya estas conmigo.
Me he dado cuenta que al amor
no se le pueden coger las manos,
tú simbolizas mi amor
y nunca jamás te he tocado;
pero escribiendo...
mi alma escapa,
te acaricia, roza tu cara y es besada.
Por eso te he escrito cien poemas de amor,
y una canción desesperada.

 
 
 
 


domingo, 25 de agosto de 2013

Pensar, sentir.

Puedo exigir una deuda
puedo pedir un favor,
pero pedir que me quiera,
¿cómo se exige amor?
A veces siento que me ama
y es como un rayo de sol
que asoma por mi ventana
y me sopla alegría y color.
A veces sé que no es cierto,
que me miente el corazón,
que me engaña el pensamiento
y eso me causa dolor.
Sólo sé lo que yo siento
pero ignoro su voz,
ni siquiera sé si es cierto
que me ha olvidado;
yo no.
 


viernes, 23 de agosto de 2013

Canción para la Luna y el Sol.

Tiene esta noche la Luna,
sus pestañitas,
rubias, rojo el rubor
de sus mejillas
y un Sol colorado
le canta coplas,
le bebe los vientos
y la enamora.
 
Luna que vistes de gala,
doncella guapa,
mira que danza te bailan
las verdes algas,
¿oyes como te llaman
las caracolas
y que contentas aplauden
todas las olas?.
 
Y tú, carita de reina,
de emperadora,
le ríes, le ríes al Sol,
pero estás sola.
Baja Luna un momento,
bájate al río
que el Sol te ha hecho una barca
con un rayito.
 
Baja tímida Luna,
ven hasta el agua,
que el bosque cierra los ojos,
la hierba es manta.
 
Dos centinelas guardan
la noche oscura,
para que el Sol retoce,
junto a la  Luna.

 


jueves, 22 de agosto de 2013

Alicia y Salvador.

Aseguro que tus dedos finos
Liberan mil mariposas,
Insuflándoles aroma a lirios
Caprichosos son, como rosas.
Inmaculados caminos
Abren tus letras preciosas...

Y a mi, se me antojan trinos.

Sabe el tiempo borrar
Acaso, signos del corazón?
Latidos por siempre serán
Valiosos misterios de a dos.
Aromas pliegan el mar,
Doncellas os cubren de amor
Orfeón de un canto triunfal
Rapsodas que anulan dolor.


 

Dos poetas en un mismo corazón.
 Alicia y Salvador.
 


 





miércoles, 21 de agosto de 2013

Mi pequeña nota.

En las alas de las gaviotas
he marcado un mensaje,
¡Llevádselo sin demora,
atravesad seguras los mares!
Lo he escrito con ligeras palabras,
es pequeña mi nota de amor,
no quiero que entre vientos y olas,
les vaya a pesar mi razón.
Mas si a las aguas cayera,
no se perderá mi canción,
los delfines, saltando, la esperan,
y no habrá equivocación.
Son palabras sencillas,
un dictado del corazón
que ha de llegar a tu orilla,
aún, sin contestación.
 
María José Q.P.
 
 
 
 
 


domingo, 18 de agosto de 2013

Dias de soledad.

 
Me dejaron sola las aguas, los vientos,
el suave vaivén que me iba meciendo,
tan solo quedaron mis manos sin remos,
nadie en el muelle que espere mi encuentro.
 
Sola y perdida fue mi arribo a puerto,
buscaba el refugio en esa bahía,
de un murmullo dulce que vino de lejos
anunciando tierra, y en ella, su guía.
 
Quedé sola en la isla
del sueño perdido,
sola con los besos
que había construido,
sola, mi mirada,
mirando al vacío
sola, con mi amor,
sola, con mi frio.
Y volver atrás
que gran desafío,
¡no sé desamar!
y hundí mi navío.
 
 


Tu nombre.

Tu nombre tiene algo
que me ilumina,
con sólo pronunciarlo
mi cara brilla.
Vocales, consonantes,
¡qué golondrinas
alegran mi garganta
y la acarician!.
Tu nombre sabe a mar,
sabe a colina,
donde la luz del sol
se multiplica.
Tu nombre sabe a miel,
huele a vainilla,
¡jamás lo olvidaré,
cien años viva!.

miércoles, 14 de agosto de 2013

Aprendiste.

Aprendiste a caminar, cayendo.
Aprendiste lo correcto, errando.
A valorar la sonrisa, llorando
y a vivir, aprendiste soñando.
Aprendiste a dar la mano y a tomarla.
Aprendiste que amistad, es el respeto.
Aprendiste que el dolor al ser iguala.
Aprendiste que el amor, parte de dentro.
Ahora que sabes tantas cosas, eres grande,
del ser, el cuerpo es lo más pequeño.
Contienes en tu esencia lo importante,
por grande el mundo, al fin, es un pañuelo.
 

Cosas de la Alhambra.

¿De qué os vestís, mi Señora,
que flores lleváis en el pelo,
en vuestra tez mil alondras
y en el alma un pañuelo
bordado de filigrana
con hilos de oro bermejo?.
Adornos de plata labrada
son vuestros ojos morenos
con forma de luna menguada
que rasgan el fondo del cielo.
Vuestra garganta tiene aves
que al llegar la madrugada,
despliegan sus trinos en suaves
bostezos de risas perladas.
Y por manos, ¡qué no, si agua!
que aplaude constantemente
-como el fuego en la fragua-
¡vuestros dedos en la fuente!
Temple, grandeza, misterio,
leyenda que vive enclaustrada
en un oriental asceterio.
Tenía que ser en Granada,
¡Alhambra!, vuestro cautiverio.
 
 
 
 
 


domingo, 11 de agosto de 2013

La carabina.

Debía de ser peligroso, por aquellos entonces, salir de paseo con el novio a solas. Cosa peor ir al cine, puesto que cabía la posibilidad de sentarse en la última fila, arropados por la semi- oscuridad y dar paso sin miedo a ser vistos, a los mimos y carantoñas naturales en dos enamorados. He aquí que se inventó el papel de "la carabina"; la compañía absurda que siempre estaba de más. No porque la persona a la que le correspondía ese papel fuera menospreciada, no, no sería por eso puesto que a veces, esa personita ignoraba el verdadero sentido de su compañía. Generalmente solía ser una prima, una hermana pequeña o una amiga, sino por el respeto y la coacción que ejercía sobre los buscadores de arrumacos. Cosa distinta era cuando la carabina era la abuela, ¡ah!, ella si que iba atenta a todo detalle subliminal.
Narciso y Violeta llevaban la suya, la hermanita de la moza.
Vivían en un pueblo castellano y eso, como en el resto de España, en aquellos tiempos era algo natural, pero molesto.
Un mediodía de mitad de junio, Violeta se dirigió por el camino llamado "de los vientos" a la era donde Narciso arreglaba el campo. Un rebaño de nubes moradas pastaban por el cielo y pronto comenzaron a balar anunciando tormenta. Le llevaba una fiambrera con un  consistente puchero recién hecho, un bollo de pan y la bota de vino.
Narciso conducía los bueyes que peinaban la tierra. Era un mozo apuesto y lozano, sus veinte años tensaban aquella piel morena y su cabello ensortijado le daba el aspecto rebelde que a Violeta encantaba. Ella era una muchacha que inspiraba fragilidad, bajita y delgada, pero con nervio de potrillo. Cuidaba de sus dos hermanos mientras su madre trabajaba en la panificadora del pueblo.
Quedó sin padre a la edad de nueve años, aquello fue un suceso que convulsionó a todos los vecinos por el trágico desenlace. Su padre era cabrero, cincuenta ovejas pastaba la tarde que se desencadenó el lamentable acontecimiento:
Ese año fue duro en cuanto a la sequía que asoló aquella tierra que, cuando dice de ponerse verde, lo hace como si fuera un mar esmeralda, pero que, cuando la lluvia es esquiva, quema, como si el fuego fuera la raíz que brota quebrando la greda.
Apenas habían pastos, por lo que Basilio dirigió a su rebaño fuera de los límites de su comarca.
Entró en la capitanía de Damián Galván, un terrateniente dueño de grandes extensiones agrícolas, debajo de cuyas tierras corría el agua de un manantial que las perpetuaba en producción sea cual fuere la cosecha que se sembrara. Y por estas cosas de la desesperación, cruzó el límite sin permiso.
Las cabras comían las bajas yerbas que habían en derredor de las huertas, jamás se pudo decir que fuera atacada ni una sola lechuga por aquellos rumiantes, pero el guardia tenía órdenes expresas de que la escopeta no hiciera ascos a cualquier intruso que merodeara por aquel lugar.
El arcabucero fue fiel a su amo hasta la muerte de Basilio.
Fue un trágico suceso que conmocionó al pueblo bastante más que a Galván, que antes de que la guardia civil se presentara, colocó un cartel anunciando aviso de propiedad privada, "aténganse a las consecuencias". El dinero y el favoritismo cerraron aquel episodio que dejó viuda y tres hijos y un rebaño huérfano.
Las nubes engordaban a cada minuto y poco antes de que Violeta llegara a la altura de Narciso comenzó a chispear. Eran gotas multiplicadas por sí mismas las que caían con fuerza sobre su cabeza, se colocó un pañuelo cubriéndose el cabello y echó a correr. El joven la vio por el camino ondulado que se abría entre la hierba y acudió a su encuentro. Los dos reían bajo la lluvia. Tomó el capazo que portaba, le dio la mano, y reanudaron juntos la carrera.
Una pequeña casa de piedra hacía las veces de hogar para los descansos y de almacén para los útiles de labranza, en la parte posterior se encontraba el cobertizo donde las bestias se recogían.
Alcanzaron la entrada poco después que el viento, que también hizo acto de presencia. La puerta golpeaba al tiempo que los trigos vibraban al paso de aquella fabulosa mano transparente. El cielo se encendía y apagaba intermitentemente como si detrás de él se encontrara la gigantesca lámpara de un faro.
Ven -le dijo Narciso-, quiero enseñarte una cosa. Y tomándola de la mano se dirigieron a un pequeño cerro situado a la derecha.
-Nos vamos a calar, mira, si vamos empapados...menos mal que es verano porque de otra manera cogeríamos una pulmonía.
Llegados al montículo, el joven le cubrió los ojos con sus manos y le dijo -date la vuelta y no mires hasta que yo te diga.
La joven obedeció intrigada y cuando le quitó las manos de su rostro contempló algo que le pareció la cola de un cometa, un halo de burbujas blancas que emergían de aquel mar de trigo...eran briznas de hierba que flotaban sobre el campo. No se escuchaba más que el sonido armónico del viento que jugaba con los árboles y los truenos, cada vez más distantes, de aquella tormenta que había decido no quedarse en la superficie.
Después la besó y el viento los incitó al abrazo.
En aquel momento los dos temblaban, llevaban las ropas empapadas, pero no era de frío, sentían la fuerza de la tormenta dentro de su corazón, ráfagas de amor los sorprendieron en la cima del deseo. Todo quedó en silencio para dar paso al sonido de sus corazones, diríase que los dos estaban pulsados en la misma cadencia, diríase, que el amor ya necesitaba del cuerpo. Y así fue.
La carabina tal vez retrasó el encuentro, así como el dique puede contener el agua de un río, pero el agua, siempre encuentra su curso natural.

Fin.






viernes, 9 de agosto de 2013

El buen consejo de Madre. Madre Teresa de Calcuta.



"Siempre ten presente que la piel se arruga , el pelo se vuelve blanco,
los días se convierten en años, pero lo importante no cambia,
tu fuerza y tu convicción no tienen edad,
tu espíritu es el plumero de cualquier tela de araña.

Detrás de cada línea de llegada hay una de partida,
detrás de cada logro hay otro desafío.

Mientras estés vivo, si extrañas lo que hacías, vuelve a hacerlo,
no vivas de fotos amarillas.
Aunque todos esperen que abandones,
tú nunca dejes que se oxide el hierro que hay en ti.

Haz que en vez de lástima te tengan respeto.
Y por último, cuando por los años no puedas correr: trota;
cuando no puedas trotar, camina;
cuando no puedas caminar usa el bastón.......
¡ pero nunca te detengas!......
 



 

jueves, 8 de agosto de 2013

Carta sin dirección.



Abril de 20?? Era la abuela de esencia dócil, reservada y sentida; tímida por naturaleza. Aunque con el tiempo, dicen, tendemos a quitarnos las capas que pesan, las que van curvando los hombros poco a poco, en realidad las que sobran, ella nunca se desnudó completamente. Tal vez, la capa más profunda le abrigaba el alma.
No fue una persona de comportamiento irracional, sólo que, unas sonrisas repentinas se dibujaban en su cara sin venir a cuento. Otras veces parecía tratarse de un rayito de sol que se asomaba por sus pupilas.
Compartía esa alegría con los demás y cuando le preguntaba, ella siempre me contestaba:
Cuando me veas sonreír sin motivo, no pienses que estoy loca, sólo piensa que, además, te quiero doblemente. Y me plantaba un beso en la cara.
Recogiendo sus pertenencias de los cajones, encontré una carta, solamente una, doblada y custodiada entre las páginas de un libro. Violé su intimidad, la leí.

Es terriblemente injusto que tú y yo dependamos por completo de la electricidad. Primero, porque son tus palabras descargas de mil voltios que se encienden en mi mente, atraviesan mi garganta y prenden en mi corazón, aunque bien podría ser el mismo circuito cerrado en dirección opuesta, y tendría el mismo significado. Segundo, porque es la única mensajera con la que propagarnos el uno hasta el otro, a través de un interruptor, (fría distancia).
Sobra decir que anhelo un día de tu mano, un sencillo camino que se hiciera especial sólo por el hecho de recorrerlo juntos; un aire nuevo que respirar, por que en él, estaría impregnado tu aliento y, un sol nuevo, visto por los dos desde la misma perspectiva.
Sobra decir que te echo de menos.

Descubrí entonces, que la abuela compartió su alegría con nosotros, pero no su tristeza.

Cara y cruz.

No sé fingir que no te quiero,
me delatan los latidos de mi pulso,
el vértigo donde renazco y muero,
esta inquietud constante, ahogado impulso.
Ya no puedo mentir más a mi conciencia
ni vivir tan sólo de ilusiones,
por que en todo reconozco tu presencia,
hasta en el aire que oxigena mis pulmones.
Y vivir así, no tiene recompensa,
sin opción alguna a ésta partida
que es poner mis cartas en la mesa
sabiendo de antemano, que es perdida.

Un beso.

Equivoqué el lugar dónde dejarte un beso,
lo colgué en el filo de una estrella
esperando que fueras a cogerlo.
Mas la estrella era tan fría allá en lo lejos,
que nunca llegarías a alcanzarlo
y recogí nuevamente el mismo beso
para, de nuevo, volver a equivocarlo.
Lo dejé en el agua, en su reflejo,
mas las aguas vienen, van, nunca están quietas,
y al acercarte a recogerlo entre tus dedos
una ola lo robó de entre tus yemas.
Ahora ya sé que solamente vale un beso
si lo acompaña el calor de una mirada,
cuando se entrega, con amor, desde una boca
a otra que sólo lo recibe enamorada.

sábado, 3 de agosto de 2013

En memoria de Lucía.

 
Le gustaban las palomas,
las mariposas, las flores,
los cuentos y los colores,
lo que más...las palomas.
Era ésta niña, preciosa,
era...luz...¿cómo diría?...
una rayo de sol que asoma,
llevaba por nombre ¡Lucía!.
Pero la vida es absurda,
no entiende la propia vida,
una jugarreta burda,
un camino hacia una cima.
Y a veces ya estando cercana
y con el cuerpo cansado,
se nos impone alcanzarla
obligándonos el paso.
Y otras veces, ¡con tanto camino
por delante para andarla!
y el paso lleno de brío...
no permite caminarla.
 
Los años no dicen nada.
 
Pero a ella le gustaba
el vuelo de las palomas,
aquellas aves tan blancas
volando sobre las lomas.
Cansaditos sus pasos,
los ojos se le cerraban.
Duerme preciosa, descansa,
ya te han crecido dos alas.
Ahora la veo feliz,
la observo sobre las flores
con dos ángeles y un querubín
custodiándola día y noche.
Duerme pequeña Lucía,
no tengas miedo a la noche,
la luna queda encendida
para evitar tus temores.