jueves, 19 de septiembre de 2013

Los rostros del Amor.

Os siento triste y desolado esta mañana,
vuestros ojos han quedado cual la noche

que se niega a recibír a la alborada
y se obstinan ser reflejo de azabache.
Ella ha sido y aún será su blanca estrella,
la que indica el caminar de su existencia,
la que os perfumó de azahar con su belleza
y con su aliento consumió vuestra tristeza.
No podéis quedar en desaliento,
ella lloraría si así os viera,
y no querréis que en un murmullo el viento,
le haga saber que aún hay lágrimas por ella.
 
Ella fue el diván en el que mi alma
cansada, recobraba nueva vida,
sólo ella y el color de sus mejillas
me alegraban, me ofecían vida y calma.
Si ya no está conmigo, no hay sentido,
para este cuerpo que no tiene más remedio
que aceptar con valentía mi destino,
o morír en soledad con su recuerdo.
Y se inclina la balanza hacia su lado
y un océano me ruge en las entrañas,
sólo quiero sumergirme en ese lago
que escondían con cuidado sus pestañas.

Mi señor no habléis así que yo no puedo
consentír que vuestra voz se resquebraje
cual cristal, que aunque templado es ligero
y frágil, cuando sois hierro forjado.
¡Qué no veis alrededor de vuestro mundo!
¿por qué no levantáis vuestra mirada?
que estas flores necesitan vuestro cuido,
que son brotes de la luna plateada.

Y miró el noble señor aquellos ojos
y esas manos, que pequeñas, le agarraban
y en su cara vió nacer los mismos gestos
y mejillas en que flores estallaban.

El amor perpetuó su pura esencia
en la niña que en sus brazos acunaba
y encontró en la criatura la presencia
y el amor que en bella esposa le faltaba.

2 comentarios:

  1. Una preciosa historia en verso con sabor a romance clásico, de aquellos que hacían aplaudir a los aldeanos cuando un ciego lo cantaba por las esquinas. Era una bella forma de llevar la literatura y el entretenimiento a los pueblos y ciudades cuando aún no existía la TV.

    Que tengas un bello fin de semana, María José.

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  2. Gracias Jero por dejarme tu opinión sobre este escrito y por tu compañía.
    Un abrazo y, por supuesto, que disfrutes de un bonito fin de semana que nos conduce a una nueva estación.

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