sábado, 8 de febrero de 2014

Aquel beso.



Equivoqué el lugar donde dejarte un beso,
lo colgué en el filo de una estrella
esperando que fueras a cogerlo,
pero la estrella, era tan fría allá en lo lejos,
que nunca lograrías alcanzarlo
y recogí de nuevo el mismo beso
para de nuevo, volver a equivocarlo.
Lo dejé en el agua, en su reflejo,
mas las aguas vienen, van, nunca están quietas,
y al acercarte nuevamente a recogerlo,
una ola lo robó de entre tus yemas.
Ahora ya sé que solamente vale un beso
si lo acompaña el calor de una mirada,
cuando se entrega con cariño de una boca
a otra que espera y lo recibe enamorada.
 
 
 


2 comentarios:

  1. Muy acertado, los besos no se pueden dejar en cualquier parte, no hacen efecto y se pierden.Pero en el sitio adecuado, dejan huella para toda al vida.
    Soy de la opinión de que los únicos besos de película son los que nos dan cuando de verdad deseamos ser besados.

    Me encantó la fotografía del gato.

    Un abrazo.


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  2. Muchas gracias Jero por tu bonito comentario y tu visita.
    El gatico lo pesqué en la red, le pondremos de nombre Catpanilla.
    Un fuerte abrazo y feliz domingo.

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