martes, 11 de febrero de 2014

Claro de Luna.

Algunas noches, la Luna,
con su camisón de plata,
baja hasta el bosque y desnuda
en sus aguas se baña.
El bosque entero la mira,
como se lava la cara 
y al mismo tiempo la besa
en el agüita espejada.
La Luna llena, entre ondas,
recibe sin vuelta ese beso,
dicen que los planetas
carecen de sentimientos;
no sabrán lo que ella siente:
un temblor en su reflejo
que va menguando a poquito
la variación de su cuerpo.
Así ella entrega su sonrisa,
arqueando su cuerpo desnudo,
el amor es, en el bosque,
 silencioso, tímido, mudo.
 
 


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