Yo tengo por costumbre todas las noches escaparme, ya le he cogido el truco a la dueña de mi casa: la duermo. Primero le doy la idea de que vea una película, pero con la precaución de que no sea de tiros, esas le sientan mal y repercute en mí, me son muy contraproducentes, prefiero que vea alguna serie de risa, o de misterio, esas le gustan a ella aunque, total, se duerme antes de que acaben. Pero a lo que voy, la duermo. Cuando ya noto como cada párpado le pesa medio kilo y lo cierra, espero un poco, nunca se sabe, y a continuación, ya sin pupila a la vista ¡me voy! Ayer visité una casa muy rara, -es que me meto en cada lugar...-esa casa tenía mucho color, las paredes eran azules, entraba infinidad de sol por la ventana y me asomé a ver que se veía, una inmensidad de agua, era el mar, y luego, sin ton ni son me fui. No suelo quedarme mucho tiempo en ningún lugar concreto, no, a mi me gusta aprovechar la noche. Cuando salí de allí comencé a correr, un perro me perseguía, pero no podía moverme, los pies me pesaban, parecía que los tenía pegados al suelo; lo pasé mal pero tuve tanta suerte que no me mordió. Así que pensé que lo mejor sería volar y subí para arriba, a Saturno. Los saturnianos son gente muy amable eh, quien crea que son verdes, con ojos saltones piernas flacuchas y una birria de cuerpo están muy equivocados. Es una gente muy formal, hablan por turno -claro, son de Saturno- , son respetuosos, no preguntan de dónde vienes, qué quieres, ni quién eres, ellos lo primerito que hacen es llevarte a que veas sus anillos, te acompañan a subir en uno y giras despacito viendo a tu alrededor todo el espacio sideral, hay unas vistas preciosas, recomiendo verlo. De cuando en cuando cae una estrella fugaz, ellos dicen que son los dientes que se le van cayendo a un Dragón que tiene millones de millones de años. Todo muy bonito por allí. Cuando me da tiempo, en la misma noche, visito muchos más lugares, no soy de quedarme en un sólo sitio, no, a mi me gusta aprovechar la escapada, incluso hablo con gente que ni conozco, pero cuando hay prisa, depende del despertador de la ama, lo dejo para otra ocasión, eso sí, siempre le llevo un recuerdo, alguna imagen de las cosas que he visto.
Una mañana de primavera, de la más triste que vi salir, tomaste rumbo para otra tierra y desde el puerto te vi partir. No llores niña, dijiste al verme con mi pañuelo decirte adiós, que éste marino volver no puede a consolarte por tu dolor. Adiós, adiós, mi corazón, adiós marino, adiós estrella, adiós ¡amor! Adiós, adiós, mi corazón, cuida de él, viento, cuida de él, agua, cuida de él, ¡Dios!. Después de muchas noches sin verlo, después de días sin su calor, llegó el verano, llegó el invierno y mi marino no regresó. Anclada a tierra quedó mi suerte, sin una carta, sin un rumor, sin nadie nadie que me recuerde que su barquito no naufragó. Adiós, adiós mi corazón, adiós marino, adiós estrella, ¡Adiós Amor! Adiós adiós, mi corazón, cuida de él, viento, cuida de él, agua, cuida de él ¡Dios! Pero las olas son alas finas que nunca olvidan el buen amor, y lo protegen, y lo encaminan, y lo devuelven al malecón. Con el pañuelo, aquel que un día, llorando perlas lo despedí, hoy lo recibo y limpia mi pena, porque la espera, lo trajo a mí.
Por un amor nacido y no hecho hombre, por una niña que feliz, vive encerrada, por unas manos vacías de caricias y de ilusión cargadas.
Por ese amor que nunca escuchará un redoble de campanas,
¿Dónde quedará el amor lanzado al aire? ¿Se evaporará como llegó, con un suspiro? ¿quedará olvidado en un trastero como un mueble, sin tocar, y envejecido? Me niego a creer que quede en nada todo ese torrente que ha emergido límpido, imperioso, transparente, y tan fuerte que a las piedras levantaba.
¿Es que no merece ni un repique de campana? ¿Acaso, no merece un entierro con Honores? Yo dispararé por ese amor catorce Salvas, y que todo el mundo escuche ¡sí se amaban!! y quien quiera, que olvide aquel amor con el que su alma fue tocada.
Amontonados en un rincón permanecían decenas de libros, de los cuáles, ni la mitad habían sido leídos. El polvo era el único visitante de aquellas historias encerradas. Cada noche, cuando su dueña dormía, las letras se confabulaban entre sí en una escapada sin permiso y volaban hasta la alcoba donde ella dormía y, de alguna manera, penetraban en su mente. Formaban entonces frases ordenadas con sentido, lo cual provocaba en su inconsciente una cadena de sueños. Por la mañana, al despertar, una sensación de vacío y soledad acudía a ella, tal como si fuera la ropa con la que tenía que vestirse. Ya llegaba de nuevo aquella maldita sensación con nombre de depresión, que la estaba ahogando silenciosamente. Adoraba dormír, sólo quería ese mundo de sueño, dónde todo era posible, dónde no tenía que enfrentarse a nada; porque el mínimo contratiempo era para ella un reto. Y así, día tras día la misma desgana, el mismo sobreesfuerzo que nunca le llevaba más que a desear de nuevo el sueño. El timbre de la puerta sonó, se arregló el pelo con las manos tras mirarse en el espejo y acudió a abrír. Era su amiga que venía a por uno de esos libros, uno que le prestó hace tiempo y que ahora necesitaba. Aprovechando la visita las dos se acomodaron en la salita de estar y charlaron durante un buen rato, acompañando la conversación con un café. Una vez se hubo marchado, se dedicó a la búsqueda del libro solicitado, pensando que entre aquel montón desordenado le iba a costar trabajo encontrarlo. Fué mirando los títulos uno a uno, dándose cuenta que muchos de ellos, ni siquiera los había leído. Eligió uno al azar y comenzó a ojearlo. El tiempo pasó fugazmente, pues cuando quiso darse cuenta llevaba casi la mitad de libro leída, era tan apasionante aquella lectura que quedó enganchada a él. Lo dejó encima de la mesita marcando la página en la que se había interrumpido y continuó con sus quehaceres. Pero algo dentro de ella estaba cambiando. Tenía interés, una sensación que hacía tiempo no sentía. Sí, tenía interés en continuar metiéndose en la piel de otra persona,en otro mundo, otro escenario. Estaba logrando evadirse de su realidad irreal que la castigaba; tenía la misma sensación reconfortante que en sus sueños, pero con la diferencia de que sí estaba despierta. Y así, día tras día, continuó con la lectura de sus libros.
Son los rescatadores de mentes, tanto permiten la evasión a otros mundos como hacen despertar al mundo propio; enseñan nuevas cosas e incluso son capaces de hacernos ver que nuestra vida no es tan mala como en ocasiones creemos. Los libros, voces calladas que solo otro silencio es capaz de darles vida, cajas mágicas llenas de sentimientos, ternura, amor, intriga, historias de a pié, enseñanzas preparadas para ser acogidas; el nutriente de la mente al alcance de la mano.
Y como leí en una ocasión: Una casa sin libros es una casa sin alma.
8 a.m: Ismael se dirigía, carpeta en mano, por la Avenida de La Rosaleda hacia el edificio de oficinas donde trabajaba. Esa mañana tenía una importante reunión para tratar un tema pendiente de resolución. Cuando entró en la sala de conferencias ya se encontraban allí dos de los cuatro convocados,- Martín siempre llega el último- pensó y se acomodó en su sillón tras dar los buenos días. -Señores, esperaremos cinco minutos, hoy debemos encontrar una solución factible, el tiempo se nos echa encima y necesitamos un acuerdo satisfactorio para todos. Manuel sonreía para sus adentros, llevaba más de veinte años en aquella empresa y sabía que los acuerdos satisfactorios no siempre se repartían equitativamente. -Buenos días y discúlpen el retraso- dijo Martín que al fin llegaba. -Bien, ya no falta nadie, espetó Ismael, estamos los cuatro, vamos con cada una de las propuestas. Manuel fué el primero en exponer su criterio: Siguiendo las estadísticas de otros años, creo que debemos aguantar unos meses más con la misma plantilla. Podéis daros cuenta que no está fuera de lo común que en estas fechas las ventas caigan un diez por ciento.Nos lleva ocurriendo cinco años consecutivos y pasado ese bache se remontan a los límites esperados. Por mi parte, no veo necesarios los despidos que se propusieron la vez anterior, en todo caso, ampliar un poco más el margen de confianza. Sabemos que, aunque bajen los ingresos, no podemos hablar realmente de pérdidas. Martín tomó la palabra a continuación. No le había gustado nada la propuesta de su compañero y eso lo delató con una mueca sarcástica de media sonrisa en su cara. Manuel, sabes que esto no es una O.N.G, aquí se trabaja buscando beneficio -y una voz decía en su cabeza: no el del trabajador, que a ese ya se le paga religiosamente-, Dado que llevamos cinco años de bajada en estas determinadas fechas, propongo excluír el tres por ciento de la plantilla, no será tanta la masacre y sí el ahorro económico y si hace falta suplír esas horas momentáneamente, se sacan de los restantes empleados, que a buen seguro no se negarán. Ismael ya tenía dos puntos de vista diferentes (puntos de vista que comulgaban con la personalidad de cada uno de ellos.). Faltas tú, Fernando, expón tu idea. Fernando era el hijo del abodado que durante treinta años representaba aquella empresa, y había ocupado el puesto de su padre tras su jubilación. Bien, creo que con los despidos propuestos por Ismael no arreglaremos mucho el tema, Tened en cuenta que la antigüedad de los empleados en la empresa es importante y eso va a ser otra inyección de pérdidas. Lo más conveniente es aprovechar esos meses de bajada para dar vacaciones a los trabajadores, así no bajará la productividad exigida y el balance se podrá equilibrar en cuanto a ese tema. Por otro lado, congelaremos la paga de beneficios, si no hay para uno, no hay para ninguno. Ya me encargo de buscar el método en la carpeta legal. Barajado el tema - dijo Ismael-, creo que la propuesta más interesante es de la Fernando. Se que es un pellizco para el trabajador, pero no es una cizalla que corta, ellos seguirán con su empleo y nosotros con el ahorro. Aprovechando esta reunión quiero daros aviso de que la flota de vehículos personales va a ser sustituída, es importante dar una buena imagen y todos van a ser cambiados por el último modelo de BMW, decidíd que color queréis para el vuestro y no tengo más que llamar a las islas Caimán para confirmarselo al Sr. Don . Los cuatro se levantaron estrechando sus manos.
Nota: debo decirlo, pues de risas estoy hablando, en estos tiempos que estamos, no concibo las risas en los gobernantes, políticos u otra forma inadaptada a la humildad y servicio para el que se han prestado , ¿les divertirá a nuestros políticos las cábalas que tantas familias hacen para subsistir? O tal vez ¿es que les divierten sus propias parodias que nadie más que ellos se creen? ¡Ríanse, señores, con seriedad!
El Romance del Prisionero es un poema anónimo que pertenece al Romancero Viejo, ésta clase de poemas se ha transmitido oralmente desde la Edad Media hasta nuestros días. Recuerdo que fue el primer poema que aprendí de memoria en clase de lenguaje, allá por el año...,no recuerdo, tendría ocho años más o menos, no sacaré las cuentas pues, pero sí que fue, junto con el Romance de Abenamar, los que de alguna manera me incitaron y despertaron mi inquietud por la poesía. He aquí dicho Romance y mi dedicatoria.
Que por mayo era, por mayo,
cuando hace la calor,
cuando los trigos encañan
y están los campos en flor,
cuando canta la calandria
y responde el ruiseñor,
cuando los enamorados
van a servir al amor;
sino yo, triste, cuitado,
que vivo en esta prisión;
que ni sé cuándo es de día
ni cuándo las noches son,
sino por una avecilla
que me cantaba el albor.
Matómela un ballestero;
déle Dios mal galardón.
n. de la a. Especifico que "cosa" es lo que se quiera poner dentro del pan: queso, chorizo, jamón, atún..., lo que venga bien y al pan todo le va bien jejeje. Gracias por leer esta broma.