lunes, 5 de mayo de 2014

Carta de Don Ignacio.


Carta de Don Ignacio:

No me extenderé en retórica que tiempo ya no me queda, me apresuro a descartar, en carta de puño y letra, las dudas de mi frialdad como han dicho de mi tantas lenguas.

Nunca me vieron llorar, ni en la gloria ni en la pena, mas los soldados, sabrán, lloran a las  estrellas.

Que no conocí mujer más que a madre y hermana, que poco saben de mí los que hablan a mis espaldas; tuve una rosa temprana, veintitrés años de edad, cinco espinas, cinco dagas, cuatro en el corazón y una quedose en mi alma.

Que no quiso darme el destino, dado mi ingrato talante, hijos varios ni sobrinos, cuán engañados están los que ingenian mi camino, mujeres no me quisieron, pero quisieron mis hijos.

Que sólo he de verme en la vida, por no integrarme en tertulias, apoyando payasadas y suscribiendo injurias; privado me vi de amigos mas librado de intereses, mi estribillo mi estrategia: tanta Paz des en tu camino, como el descanso que dejes.

Y ahora, por concluír, que prisas lleva la muerte, os he descubierto un secreto: la vida de este poniente,. Recojed todas mis cosas, que ahora vendréis a verme, con lágrimas en los ojos cual rifa para esta suerte: un gato de porcelana, el arpa de mi antepasado, mi noble escudo de armas y mis trajes empolvados; ya sé que es puro teatro y que ha de ganar quien más vierte agua por Don Ignacio.
Ya no hay secretos, así es, la vida de un solitario.
 
 

 

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