domingo, 25 de mayo de 2014

Cuando manda el corazón

Mi corazón, quisiera, tener guerrero,
un alma incandescente, sin compañero,
vestir una armadura de frío acero,
la frente decidida y el pulso fiero.
Volar sobre las cumbres de mi tristeza,
mirarlas desde lejos, con entereza
y que mis lágrimas fluyeran con la dureza
de aquel que no sintió jamás terneza.
Y quisiera olvidarte,
quererte menos;
pero en cada intento suicida
de echarte fuera,
más se aferra mi vida
a ésta alambrada
de miel y espinas,
de amor y llagas.
 
 
 
 

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