jueves, 30 de octubre de 2014

Vientos del pueblo me llevan (1937) Miguel Hernández

Vientos del pueblo me llevan,
vientos del pueblo me arrastran,
me esparcen el corazón
y me aventan la garganta.

Los bueyes doblan la frente,
impotentemente mansa,
delante de los castigos:
los leones la levantan
y al mismo tiempo castigan
con su clamorosa zarpa.

No soy de un pueblo de bueyes,
que soy de un pueblo que embargan
yacimientos de leones,
desfiladeros de águilas
y cordilleras de toros
con el orgullo en el asta.
Nunca medraron los bueyes
en los páramos de España.
¿Quién habló de echar un yugo
sobre el cuello de esta raza?
¿Quién ha puesto al huracán
jamás ni yugos ni trabas,
ni quién al rayo detuvo
prisionero en una jaula?

Asturianos de braveza,
vascos de piedra blindada,
valencianos de alegría
y castellanos del alma,
labrados como la tierra
y airosos como las alas;
andaluces de relámpagos,
nacidos entre guitarras
y forjados en los yunques
torrenciales de las lágrimas;
extremeños de centeno,
gallegos de lluvia y calma,
catalanes de firmeza,
aragoneses de casta,
murcianos de dinamita
frutalmente propagada,
leoneses, navarros, dueños
del hambre, el sudor y el hacha,
reyes de la minería,
señores de la labranza,
hombres que entre las raíces,
como raíces gallardas,
vais de la vida a la muerte,
vais de la nada a la nada:
yugos os quieren poner
gentes de la hierba mala,
yugos que habéis de dejar
rotos sobre sus espaldas.
Crepúsculo de los bueyes
está despuntando el alba.

Los bueyes mueren vestidos
de humildad y olor de cuadra:
las águilas, los leones
y los toros de arrogancia,
y detrás de ellos el cielo
ni se enturbia ni se acaba.
La agonía de los bueyes
tiene pequeña la cara,
la del animal varón
toda la creación agranda.

Si me muero, que me muera
con la cabeza muy alta.
Muerto y veinte veces muerto,
la boca contra la grama,
tendré apretados los dientes
y decidida la barba.

Cantando espero a la muerte,
que hay ruiseñores que cantan
encima de los fusiles
y en medio de las batallas.



lunes, 27 de octubre de 2014

Otro capítulo de Drácula

Los fines de semana le empezaban a gustar, transcurrían éstos desde el viernes noche hasta las 4 a.m de lunes siguiente. Se hizo adicto a los controles de alcoholemia, coger vicios no cuesta mucho y como volaba, aunque fuera dando traspiés, tenía capacidad de medio/largo alcance. Así pues tuvo la oportunidad de conocer un sinfín de ciudades con sus correspondientes rotondas. Uno de aquellos controles fue determinante, ya que le dio un giro inesperado a su existencia. Sabiendo que era un tipo austero, que con su dos metros por uno de ancho que es lo que medía su casa caseta ya se había conformado, -aceptó sin más remedio el embargo de su castillo-  cayó en una sintomatología grave y aguda por culpa de tomar alimento sin control de calidad. Expongo los hechos:
La noche del 14 del 10 del año vigente retuvieron a unos individuos, él ya esperaba agazapado como siempre, pero los susodichos eran diferentes en cuanto que iban trajeados como él, a excepción de la capa. Los observaba meticulosamente, eran cinco, le llamó la atención que fueran más mayores que los habituales y no se le ocurrió otra cosa que pensar que esos entenderían más de caldos y licores, que posiblemente esa noche se metería entre pecho y espalda un buen reserva, esperó y escuchó, lo más que pudo oír fueron sus nombres de la voz del guardia que tomaba nota de ellos:
Tárcenas.
Mujol.
Sirdangarin.
Porrea.
Flesa.       (el coche sólo era de cinco plazas)
Como todo el mundo va a lo suyo él también fue y se les apalancó en el cuello de uno en uno, bueno, aquello se convirtió en su fiesta del sorbete.
Cuando despertó a la noche siguiente, un algo extraño le estaba pasando por dentro, estaba inquieto, no sabía qué le ocurría, sus dedos índice y pulgar no paraban de rozarse automáticamente uno con otro, las dos manos llevaba así, y cuando tenía un momento de descanso las manos se le iban a los bolsillos, palpando, como buscando algo que no sabía lo que era...una zozobra tremenda aquella. Acto seguido se puso a escribir, sólo números le salían, números y números, cuentas larguísimas, de ocho dígitos por lo menos, multiplicándose entre sí...cada resultado se le presentaba en divisas o en su defecto en euros, era todo extrañísimo. Entonces cogió un libro de medicina y alimentación que alguien dejó olvidado por algún rincón ni se sabe cuando y comenzó a leer. ¡Zas! lo cerró cuando hubo encontrado la explicación ,que era la siguiente según
Ludwig Andreas Feuerbach: "Somos lo que comemos". ´Drácula había sido infectado por el virus de L A  C O D I C I A. ¡Danger!
Ahora se le viene encima la Misión Imposible de encontrar la vacuna que inocule ese virus tan patológico, por eso está buscando a Robin Hood, necesita sus anticuerpos urgentemente. Es muy difícil encontrarlo pero alguien le ha dado esperanzas para hallarlo: el pequeño Ricolás, que asegura tener muchos contactos y que lo conoce. Menos mal Dracu, al final hasta vas a tener suerte.
 
Todos los nombres, excepto el de Drácula y por supuesto y con respeto el del filósofo y antropólogo alemán, son ficticios, por aquello del "anonimato".
 


sábado, 25 de octubre de 2014

Un capítulo de Drácula


La crisis del siglo XXI no ha pasado por delante de Drácula, también le ha afectado como a casi todo el mundo, sólo unos fantasmas se han librado de ella, sí, esos que son reconocibles por el olor a chorizo que desprenden. Pero a lo que voy:
Drácula siempre fue un tipo austero, él, con dos metros de largo por uno de ancho tenía más que suficiente como alcoba o dormitorio. No necesitaba energía de ningún tipo, de hecho jamás se escuchó en su hábitat el sonido de una radio, de la televisión, ni siquiera era amigo de la energía limpia de las placas solares, nada. Espejos tampoco tenía, por lo que se deduce que no se afeitaba. Tampoco gastaba mucho en dentistas puesto que con dos dientes que le quedaban era más que suficiente para él, eso sí, eran dos colmillos bien recios. En cuestiones culinarias era más bien sosito, odiaba el ajo, con la gracia que le da a los sofritos..., él comía en crudo.
En lo que tenía mucho estilo era en el vestir, siempre trajeado, impoluto, con su camisa blanca y su capa de dandy, pero era un tipo solitario, noctámbulo, le daba por salir de paseo a altas horas de la noche, cuando todos dormían, claro, así nunca se tropezó con su casero. El único capricho que tenía era el vodka, esa era la verdadera razón de que no pisara la calle durante el día, dormía la mona, la cogorcia del botellón nocturno, pero...se le acabó la reserva de jarabe. Desde ese momento se volvió irascible, las mañanas se le hacían eternas, daba vueltas por la casa, por el techo, no podía conciliar el sueño, ¡qué aburrimiento!
Una de las noches que salió por las solitarias calles diviso a lo lejos unas luces parpadeantes, anaranjadas y verdes, aquello llamó su atención y se acercó cautelosamente a ver qué pasaba. Se ocultó detrás de una farola que tenía la bombilla rota, escuchó clandestinamente, miró atentamente y vio como coche tras coche era detenido a la derecha de la carretera. Después, un hombre, de entre tantos que habían allí vestidos de verde, se acercó al conductor, le ofreció una especie de botellita rectangular y le pidió que soplara. Acto seguido aquel envase daba un resultado y dependiendo de eso el conductor continuaba su trayecto o era acompañado al interior de una furgoneta. Drácula se acercó más, aquello le intrigaba como hacía siglos que no. Aprovechando que una de las ventanillas de aquel vehículo estaba abierta, afinó el longevo oído y escuchó lo que hablaban:
-Sabe usted que ha dado positivo en el control de alcoholemia, ¿verdad? Triplica lo permitido de alcohol en sangre para conducir.
-Ha sido sólo un cubata...y como no he cenado...
-¿Un cubata? a mi no tiene que darme cuenta de qué es lo que ha bebido, lo mismo me da que sea ginebra como que sea vino de Jumilla, esto es una infracción muy grave.
A Drácula se le rieron los dientes, se frotó las manos y esperó.
El joven del cubata sintió la necesidad urgente de miccionar, por lo que pidió permiso para buscar la intimidad de unos arbustos para hacerlo. En ese momento, Drácula que había ido tras él de puntillas se le avalanzó sobre la yugular absorbiendo aquel cocktel de sangre. Paladeó el líquido unos segundos y aseguró que a ese le habían servido vodka de garrafón.
Pero así es como encontró el chollo de su vida, ¡comida y bebida dos por uno!, vamos, que ni el burri King.





miércoles, 22 de octubre de 2014

Cercanía

Me acosté soplando una estrella,
dejando la luna encendida
que su media luz, su candela,
vigile tu noche dormida.
Me acosté mandándote un beso,
pidiéndole a Dios por tu bien,
deseando que todo tu entorno
 agradezca y valore tu ser.
 
Ya de día los pájaros cantan,
la luna marchó a descansar,
las calles bostezan serenas
y hay un barquito en el mar;
y tú te habrás despertado,
yo te quisiera abrazar
y así, el sol habrá coronado
mi extraña forma de amar.
 
 


sábado, 18 de octubre de 2014

El juego de la música (poema infantil)

Manolo toca la flauta,
instrumento singular,
está lleno de agujeros
¡una fuente musical!
El los cubre con sus dedos
cuando comienza a soplar,
y la flauta le responde
dulcemente, tralara.


Marta toca el tambor
con palillos de madera,
hace pim pam pom pom pom,
es muy muy rocanrolera.
En la caja del tambor
vibra el aire que se encierra,
es así la percusión
¡y alegra todas las fiestas!.


A Luis lo que le gusta
es la guitarra, de verdad,
tiene un mástil y seis cuerdas
y puede tener muchas más.
Presionando alguna de ellas,
acorde con las demás,
y ensayando mucho mucho
¡suena un precioso compás!



Y a Fermín lo que le gusta
es agitar las maracas,
tienen ritmo sabrosón
¡como la salsa cubana!
Toca bien sacudido
y con su oído musical,
consigue un sonido
muy alegre y tropical.





Ahora viene Don Mateo,
con batuta, a dirigir
a todos sus educandos
de la banda juvenil.
En el aire marca el paso
de cuando debe de entrar
cada niño con su trabajo,
¡y aplausos recibirán!







jueves, 16 de octubre de 2014

Poema ensoñado

 A vos, gentil hombre de versos,
de palabras que se encarnan
en el hondo de mi alma
y en el talle de mis sueños.

A vos, caballero insigne,
a vos os vengo a decir
que no hay otro paladín
al que mi corazón consigne
la custodia de su amor,
vuestra defensa lo crece,
si de frío no perece
sólo es por vuestro calor.

Sabed que en la lejanía,
que entre la noche y el día
entre luna y albor,
se levanta mi razón
sea quimera, sea utopía,
sea tan sólo una ilusión,
qué le importa al alma mía,
le importáis tan sólo vos.

Gentil hombre de versos
vos tenéis mi admiración,
llevadme dentro del pecho
así como os llevo yo.




miércoles, 15 de octubre de 2014

Más que tiempo y materia

No puedo contener, de la lluvia en mis manos,
más que un poco;
ni abarcar de la inmensidad del mar, en mi mirada,
más que un trozo;
ni puedo perpetuar la párvula tersura que tiempo atrás
tuvo mi rostro.
Pero puedo discernir todo el amor que hay condensado
en tus palabras;
contemplar en un pequeño instante la bondad
de tu mirada 
y, puedo asegurar, que la distancia no es frontera
para el alma.
 
 
 


lunes, 6 de octubre de 2014

Cuando pienso en ti

Cuando pienso en ti...

Vuelo sobre el arco de las nubes,
giro entre las rosas del jardín,
templo con mis manos la mañana,
duermo entre mis dedos a un jazmín.
Y ese día, todo viene a ser distinto,
si es enero, vuelve a ser el mes de abril;
si los ojos son, del alma, los espejos,
yo los miro donde puedo verte a ti.



sábado, 4 de octubre de 2014

Capricho de mariposa

 
 
Quiso ser la mariposa
en su vuelo de color,
avecilla primorosa
sin perder su resplandor.

 
Quiero plumas vaporosas
que me lleven a volar
por el aire, entre las rosas
y su néctar yo libar.

 
Son mis alas temblorosas,
delicadas, de cristal,
y sueño con alas plumosas
volar alto, sin igual.

 
Pidió al cielo su deseo
cuando el sol salió a brillar
y el azul cumplió su sueño
y en el aire echó a volar.

 
Convertida en pajarillo
la pequeña fue a jugar
entre jazmines y lirios,
entre orquídeas y azahar.

 
Y esta avecilla vestida
de azul, verde y carmesí
es la mariposa atrevida
convertida en colibrí.
 


viernes, 3 de octubre de 2014

Consenso y otros menesteres.

Las tres de la tarde era buena hora para dar un paseo por los alrededores de la finca, al mismo tiempo que se aprovechaba el solecillo tan agradable de aquellas alturas del invierno se ayudaba a hacer la digestión. Aquel día Arturo y Maribel vinieron a visitarme, hacía tiempo que mis hijos no pasaban un día entero conmigo, pero ya se sabe, los jóvenes andan con el tiempo contado mientras que los mayores ya hemos perdido la cuenta de él.
Decidí buscar caracoles. Entre las matas de hinojos que perfuman el camino habían hecho su campamento y yo, siempre llevo una bolsa en el bolsillo por lo que pueda acontecer.
En aquello me andaba cuando escuché a Maribel llamándome: Papi, hemos preparado café, vente que se enfría.
Tres docenas llevaba recogidas cuando me volví a la casa.
Las tacitas humeaban encima de la mesa, dejé la bolsa de los caracoles en la cocina y me enjaboné las manos. Después me senté junto a ellos y entre tintineos de cucharillas contra la loza y sorbos aromáticos saqué el tema de la Navidad. Arturo dijo que este año las cosas no pintaban muy bien para pasarlas juntos, puesto que su novia, que es de Bélgica, hace varios años que no ve a su familia y pretende hacerles una visita en esas fechas y ya de paso, conocer a sus futuros suegros. Yo noté que Maribel se incomodaba, pensé que no le pareció muy bien el plan de su hermano, pero no era por eso, era porque a ella tampoco le venía muy bien este año pasarla juntos. Dijo que, sintiéndolo mucho, ya tenía pagado un viaje a Sierra Nevada con todo incluido, con sus amigos, y que una oferta como aquella, que era una ganga, seguramente no se le volvería a presentar. Yo no dije nada, me serví otra taza de café con doble de azúcar.
Los dos me miraban esperando una reacción por mi parte, a estas alturas ¿yo les iba a reñir?, no, ni a saltarles con sermones paternalistas tampoco. En ese momento me vino a la cabeza la Trini. Trini es una viuda como yo, bueno, doble, porque ella enviudó dos veces, la conozco del hogar del pensionista, suelo pasarme por allí dos o tres veces por semana a echarme la partida de Mus con los amigos, ella va los miércoles y precisamente el otro día colocó un cartel en la misma puerta de entrada anunciando que el día de Navidad hay una comida especial para todo aquel que quiera asistir. Pues nada, vía libre y San se acabó.
Maribel me miraba con el morrito arrugado, con aquel gesto se le notaba que tenía mala conciencia, así que para que a la pobre muchacha no se le quedara aquel sentimiento tuve que delatarme yo también, y le solté mis planes.
Pero, no será con lo que me saltó la piba, que hay que ver, que podía haber desembuchado yo primero y no dejarlos a ellos como egoístas. Yo me quedé a cuadros, si hablas, porque hablas, si no hablas, porque no hablas.
Podemos hacer otra cosa si es que os parece mal ver a un pobre acomodado, -les dije-, me voy contigo a Bélgica, Arturo, o contigo a Sierra Nevada, niña, estoy abierto a las dos opciones.
Anda papá, no seas tontito, si lo he dicho de broma hombre, parece mentira que no me conozcas, sabes lo impulsiva que soy. Arturo no decía ni mu, como si con él no fuera la cosa, pero prometimos pasar el Año Nuevo juntos, con novia incluida, y yo invitaré a la Trini.