viernes, 3 de octubre de 2014

Consenso y otros menesteres.

Las tres de la tarde era buena hora para dar un paseo por los alrededores de la finca, al mismo tiempo que se aprovechaba el solecillo tan agradable de aquellas alturas del invierno se ayudaba a hacer la digestión. Aquel día Arturo y Maribel vinieron a visitarme, hacía tiempo que mis hijos no pasaban un día entero conmigo, pero ya se sabe, los jóvenes andan con el tiempo contado mientras que los mayores ya hemos perdido la cuenta de él.
Decidí buscar caracoles. Entre las matas de hinojos que perfuman el camino habían hecho su campamento y yo, siempre llevo una bolsa en el bolsillo por lo que pueda acontecer.
En aquello me andaba cuando escuché a Maribel llamándome: Papi, hemos preparado café, vente que se enfría.
Tres docenas llevaba recogidas cuando me volví a la casa.
Las tacitas humeaban encima de la mesa, dejé la bolsa de los caracoles en la cocina y me enjaboné las manos. Después me senté junto a ellos y entre tintineos de cucharillas contra la loza y sorbos aromáticos saqué el tema de la Navidad. Arturo dijo que este año las cosas no pintaban muy bien para pasarlas juntos, puesto que su novia, que es de Bélgica, hace varios años que no ve a su familia y pretende hacerles una visita en esas fechas y ya de paso, conocer a sus futuros suegros. Yo noté que Maribel se incomodaba, pensé que no le pareció muy bien el plan de su hermano, pero no era por eso, era porque a ella tampoco le venía muy bien este año pasarla juntos. Dijo que, sintiéndolo mucho, ya tenía pagado un viaje a Sierra Nevada con todo incluido, con sus amigos, y que una oferta como aquella, que era una ganga, seguramente no se le volvería a presentar. Yo no dije nada, me serví otra taza de café con doble de azúcar.
Los dos me miraban esperando una reacción por mi parte, a estas alturas ¿yo les iba a reñir?, no, ni a saltarles con sermones paternalistas tampoco. En ese momento me vino a la cabeza la Trini. Trini es una viuda como yo, bueno, doble, porque ella enviudó dos veces, la conozco del hogar del pensionista, suelo pasarme por allí dos o tres veces por semana a echarme la partida de Mus con los amigos, ella va los miércoles y precisamente el otro día colocó un cartel en la misma puerta de entrada anunciando que el día de Navidad hay una comida especial para todo aquel que quiera asistir. Pues nada, vía libre y San se acabó.
Maribel me miraba con el morrito arrugado, con aquel gesto se le notaba que tenía mala conciencia, así que para que a la pobre muchacha no se le quedara aquel sentimiento tuve que delatarme yo también, y le solté mis planes.
Pero, no será con lo que me saltó la piba, que hay que ver, que podía haber desembuchado yo primero y no dejarlos a ellos como egoístas. Yo me quedé a cuadros, si hablas, porque hablas, si no hablas, porque no hablas.
Podemos hacer otra cosa si es que os parece mal ver a un pobre acomodado, -les dije-, me voy contigo a Bélgica, Arturo, o contigo a Sierra Nevada, niña, estoy abierto a las dos opciones.
Anda papá, no seas tontito, si lo he dicho de broma hombre, parece mentira que no me conozcas, sabes lo impulsiva que soy. Arturo no decía ni mu, como si con él no fuera la cosa, pero prometimos pasar el Año Nuevo juntos, con novia incluida, y yo invitaré a la Trini.

4 comentarios:

  1. Templada situación de una situación, la descrita María José, en la que el estado generado por las circunstancias individuales, aboca a un desenlace de la misma paradójicamente equilibrado, aunque en otras ocasiones no lo sea tanto, pero lo significativo e importante es la transferencia y la elocución en la que se da a conocer los supuestos contemplados, anteponiendo el amor a la común reunión familiar, que amor es en su filosofía pero que en la realidad no siempre el rito la completa.
    Un abrazo.
    http://dialtri.blogspot.com.es/

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  2. Hola Dionisio, muchas gracias por tu visita. La familia, cuando más unida está es cuando los hijos son chiquininos y están metidos debajo del ala, así todos los acontecimientos se viven juntos, luego crecen y es obvio que el amor ha de repartirse y aceptarlo así. En este relato los dos bandos, padre e hijos, aceptan eso con naturalidad, bueno, Maribel con un poquito de apaño por su parte, porque era eso o llevarse a papá que no encajaba mucho que digamos en sus planes, él ya lo sabía jeje. Todos arreglados, como debe ser.
    Un abrazo, que tengas buen día.

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  3. Hola M. Jose, yo aunque se arreglara todo al final, a mi me da mucha pena, cuando nos hacemos mayores molestamos en todos los sitios y nadie quiere cargar con uno, sobre todo en estos tiempos. Yo como he sido hija única, he pasado todas las fiestas de Navidad completas, de todos los años de mi vida, con mis padres, nunca me repartí, jajaja, no podía permitir dejarlos solos e irme con mis suegros que tenían más hijos...
    En fin, son cosas de la vida, y tú esta situación la has relatado de maravilla.
    Besitos.

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  4. Hola guapísima, yo como soy de genio tranquilo pienso que el día de mañana, cuando tenga cuatrocientos años, estaré tranquilita en casa aunque esté sola, me conformo con saber que mis hijos están bien. Aunque hoy en día ni la Navidad ni ningún acontecimiento especial, para mi, es lo mismo sin la familia. Y tú no se porqué hablas así, "cuando somos mayores" dice, siendo aún joven como eres, cambia el chip Elda. Gracias por tu visitica, te mando besos y no te lo quería decir porque no te sientas en la obligación de nada, pero en el Mono hay un bando que por orden del señor alcalde me apeteció dejar, se te busca jeje.

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