sábado, 25 de octubre de 2014

Un capítulo de Drácula


La crisis del siglo XXI no ha pasado por delante de Drácula, también le ha afectado como a casi todo el mundo, sólo unos fantasmas se han librado de ella, sí, esos que son reconocibles por el olor a chorizo que desprenden. Pero a lo que voy:
Drácula siempre fue un tipo austero, él, con dos metros de largo por uno de ancho tenía más que suficiente como alcoba o dormitorio. No necesitaba energía de ningún tipo, de hecho jamás se escuchó en su hábitat el sonido de una radio, de la televisión, ni siquiera era amigo de la energía limpia de las placas solares, nada. Espejos tampoco tenía, por lo que se deduce que no se afeitaba. Tampoco gastaba mucho en dentistas puesto que con dos dientes que le quedaban era más que suficiente para él, eso sí, eran dos colmillos bien recios. En cuestiones culinarias era más bien sosito, odiaba el ajo, con la gracia que le da a los sofritos..., él comía en crudo.
En lo que tenía mucho estilo era en el vestir, siempre trajeado, impoluto, con su camisa blanca y su capa de dandy, pero era un tipo solitario, noctámbulo, le daba por salir de paseo a altas horas de la noche, cuando todos dormían, claro, así nunca se tropezó con su casero. El único capricho que tenía era el vodka, esa era la verdadera razón de que no pisara la calle durante el día, dormía la mona, la cogorcia del botellón nocturno, pero...se le acabó la reserva de jarabe. Desde ese momento se volvió irascible, las mañanas se le hacían eternas, daba vueltas por la casa, por el techo, no podía conciliar el sueño, ¡qué aburrimiento!
Una de las noches que salió por las solitarias calles diviso a lo lejos unas luces parpadeantes, anaranjadas y verdes, aquello llamó su atención y se acercó cautelosamente a ver qué pasaba. Se ocultó detrás de una farola que tenía la bombilla rota, escuchó clandestinamente, miró atentamente y vio como coche tras coche era detenido a la derecha de la carretera. Después, un hombre, de entre tantos que habían allí vestidos de verde, se acercó al conductor, le ofreció una especie de botellita rectangular y le pidió que soplara. Acto seguido aquel envase daba un resultado y dependiendo de eso el conductor continuaba su trayecto o era acompañado al interior de una furgoneta. Drácula se acercó más, aquello le intrigaba como hacía siglos que no. Aprovechando que una de las ventanillas de aquel vehículo estaba abierta, afinó el longevo oído y escuchó lo que hablaban:
-Sabe usted que ha dado positivo en el control de alcoholemia, ¿verdad? Triplica lo permitido de alcohol en sangre para conducir.
-Ha sido sólo un cubata...y como no he cenado...
-¿Un cubata? a mi no tiene que darme cuenta de qué es lo que ha bebido, lo mismo me da que sea ginebra como que sea vino de Jumilla, esto es una infracción muy grave.
A Drácula se le rieron los dientes, se frotó las manos y esperó.
El joven del cubata sintió la necesidad urgente de miccionar, por lo que pidió permiso para buscar la intimidad de unos arbustos para hacerlo. En ese momento, Drácula que había ido tras él de puntillas se le avalanzó sobre la yugular absorbiendo aquel cocktel de sangre. Paladeó el líquido unos segundos y aseguró que a ese le habían servido vodka de garrafón.
Pero así es como encontró el chollo de su vida, ¡comida y bebida dos por uno!, vamos, que ni el burri King.





4 comentarios:

  1. La fantasía desborda tu relato y lo circunda de esa realidad que extrapolas de lo cotidiano, más crudo, más corrupto, más opaco o más negro (black) cómo el traje de dandy que aprovecha la circunstancia…
    Un abrazo

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  2. Hola Dionisio, el Draculín Draculorum éste lo que era es un pillo, aprovecha las faltas de los demás para su beneficio, de todo se puede sacar provecho. La verdad es que comencé a escribirlo sin saber como iba a terminar, pero empiezo a escribir y va cogiendo cuerpo el asunto, en este caso es un batido de fantasía y realidad como bien has dicho. Agradezco sobremanera tu tiempo de lectura y acto de presencia en tus palabras.
    Fuerte abrazo.

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  3. Vamos, un Drácula adaptado al siglo XXI.Si ya lo dice el refrán, adaptarse o morir, auqnue tratándose de Drácula no creo que eso llegara a suceder.
    Me gustó tu relato María José, está hecho con imaginación, humor y hasta con un poquito de ternura hacia ese ser tan tétrico que sin embargo a todos nos cae bien.

    Un fuerte abrazo querida amiga.

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  4. Hola Jero!, si si si un Drácula que se va poniendo poco a poco al día, no sabe donde se mete uhh. Me alegra mucho tu visita y que éste relato haya sido de tu agrado también. Recibe el abrazo que te mando a la voz de ya (no sé si enviártelo con Rácula) no me fío de él, te lo mando yo. Gracias querido amigo.

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