viernes, 19 de diciembre de 2014

La poda

Las espadas mecánicas han entrado en el parque y un sinfín de ramas vencidas yacen por los suelos.
Tan grandes los árboles, qué indefensos en su caída, hay savia derramada por donde se mira.
Anoche estuve pensando en los pájaros que lo habitan, desahuciados de sus ramas favoritas: los gorriones, las tórtolas, los estorninos y hasta una ardilla. Buscando, los imagino, un hogar nuevo donde poner el nido, y la ardilla, cruzando carreteras, tan viva...¡quién te mandaría cambiar el campo por la villa!
Los abuelos comentan, preocupados, ¡ en los bancos no habrá sombra en el verano!
Orgullosas, levantadas, seis almenas han ganado en la batalla, ¡seis palmeras!
Queda el parque mudo, desolado. Dice el jardinero que andaba muy cargado y que en breve, brotarán retoños nuevos, tornarán las avecillas en su vuelo, y la ardilla, si es buena venturada, volverá, escogiendo la más alta de las ramas.
Qué sin gracia hay en el parque, tanto tronco desnudo, el cielo azul es más grande, en tanto, el verde, más menudo.

2 comentarios:

  1. Esa poda es tan necesaria para los árboles como para nosotros el liberarnos de los malos hábitos para así renacer con nuevos propósitos en el año nuevo que pronto comienza.Nosotros, como ellos,necesitamos aligerar nuestras ramas más gastadas e inútiles para renovarnos por dentro,para que surjan nuevos y enérgicos brotes que nos hagan ser mejores personas cada día.

    Lo dicho, Felices Fiestas María José.

    Abrazos.

    ResponderEliminar
  2. Hola Jero, gracias por este comentario tan positivo que me ha encantado. Un fuerte abrazo amigo y muy Felices Fiestas.

    ResponderEliminar