lunes, 19 de enero de 2015

El último homoliteratus

De los casos raros que puede haber y que los hay quiero destacar a un personajillo que se puede pensar que está fuera de la onda actual, pero no, lo que le ocurre no es otra cosa que ajustarse literalmente al sentido de las palabras. Así le va, es cierto, pero es que ya, desde su inscripción en el registro civil le vino dado, más franco y auténtico dudo que lo haya. Comienzo a relatar.

Justo Ver Dadero era un tipo, como he dicho, literal en toda la expresión de la palabra. Su último negocio fue una peluquería, y lo que empezó con ilusión y buen pie terminó cerrándose a los seis meses. Él asegura que la gente no está adaptada al sentido propio y exacto de la palabra y eso es, ni más ni menos, el culpable de su fracaso. Cuando alguna de sus clientas le pedía que le cortara el pelo escalonado Justo lo hacía al dedillo, para eso se subía en un escalón. Desde allí sólo veía la coronilla de la mujer, estamos de acuerdo, pero por allí empezaba a cortar siendo fiel a la demanda de la señora. Dice que algunas se fueron sin necesidad de volver a usar el peine y encima ¡enfadadas! ¿pero entonces para qué lo piden? se preguntaba.
La manicura francesa, que también la hacía, le era harto difícil pero no se amedrentaba. La noche antes de la cita se la pasaba con el diccionario francés/español y al día siguiente era capaz de contarle en francés todos los chismes habidos y por haber a la clienta mientras le pintaba las uñas.
La cera le daba un poco de escalofríos, pero el cliente, lo que pida, y si quería cera toma cera, para ello la pelu se convertía en un altar, todo lleno de cirios, velas y velones.
Una cosa que le gustaba era el láser, pumba pumba...la música la ponía por su cuenta, cortesía de la casa, decía.
Ingles brasileñas...uh, ahí si que se le iba un pastón. Sí, porque entonces tenía que traerse para acá al primo de Inglaterra y a una amiga de Brasil con lo caros que están los aviones. En fin, que éste ha sido, que se sepa, el negocio menos rentable de la historia.
Ahora afirma, dentro de su línea, que es criado, y no miente, ha vuelto a la protección de sus padres.
Yo digo que de siempre al pan pan y al vino vino, y que tantas palabras nuevas sólo sirven para liarnos, dí que sí Justo.



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