lunes, 9 de marzo de 2015

El ánima de lo inanimado

Se han llevado mi sillón, mis libros y mi chaqueta, mi sombrero de ala ancha y mi escopeta; también han escarbado en mis recuerdos: mis cartas malheridas que pasaron la guerra, mis gafas de miope y mis poemas. Ah, que más da, si ya no estoy presente, si allá donde he ido no necesito maleta -dirán- y se irán con todo ello sin saber que el sillón tiene mi forma, mis huellas la escopeta, detrás del cristal aún se refleja mi pupila y mi sombrero es salvaguarda de mi mente tan inquieta. Pero yo ya no estoy, polvo al polvo, a la tierra, tierra; aunque mis cosas, tal vez mis cosas sí me recuerden, a su manera.

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