jueves, 20 de agosto de 2015

A la sombra de un poema

A la sombra de un poema
una tarde me acosté,
me venció un sueño de acentos
y palabras en tropel.
Ocho versos, cuatro estrofas,
yo no sé lo que soñé
que en voz alta susurraba
el poema, sin saber.
Él hablaba del amor
que hay entre el hombre y la mujer,
de esa fuerza poderosa
que en el alma puede haber,
de ese fuego que no quema
pero que hace arder la piel,
del milagro que hace un beso
si los labios tienen sed.
A la sombra de un poema
una tarde desperté,
sin un beso, ni un abrazo,
ni un te quiero y te querré.
Cerré el libro de los versos,
 a la hoguera lo tiré,
pero el libro hizo ceniza
y en el aire lo aspiré.
Ahora llevo, así, mi alma,
impregnada de ese ser,
de ese hombre que me quiera
como yo lo querré a él.



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