miércoles, 2 de diciembre de 2015

Y me brotó el cariño.

En la corriente del tiempo,
en el mar de lo ignorado,
en un suspiro en papel
o en un trazo deletreado
apareciste una tarde,
quizás un día, una noche;
no importa ponerle luz
vino la luz con tu nombre.
Y no sé de qué manera
te abriste paso en mi vida,
fue, como una primavera
de agua fresca en su venida.
Me fue brotando el cariño
como una flor de cerezo
al que una palabra tuya
convertía en fruto nuevo.
¡Qué campo llevaba dentro!
qué jardín me acompañaba,
qué dulzor llegaba presto
si mi boca te nombraba.

 Pasarán las primaveras
sobre el campo que me amarra,
raíz que, clavada en tierra,
a mi movimiento atrapa
pero qué vuelo tan alto
en las esporas de mi alma,
aquellas que te llegaron
sobre los vientos de España
y que tú me devolviste
para florecer mis ramas.

 Si llegaste en día o noche
ya, qué importa esa razón,
cuenta el estado de gracia
   en que dejaste mi corazón.



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