sábado, 25 de marzo de 2017

Despacito

Despacito,
nuestro amor creció despacito
como las flores de otoño,
como la fruta en el árbol
y la palabra en el niño.
Se hizo firme y constante
fue de verdad, aunque imposible,
porque el amor cuando nace
es entre dos divisible.
No hicimos caso del viento
ni de neblinas que envuelven
lo que del paso está lejos;
nos mirábamos tan sólo
uno en otro, como espejos.
Y despacito
se fue yendo, despacito,
como el paso del anciano
como el sol perdiendo brillo;
cual tormenta pasajera
que da vida con delirio
y abre surcos en la tierra.





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