miércoles, 24 de mayo de 2017

A ojos de su niño

Teresa Lirio, Teresita,
mujer y madre española
quedó viuda un dos de julio.
Con un niñito ¡y ya sola!
Los claveles de sus ojos
tras la rejas se marchitan,
solo lloran los enojos
de lo mala que es la vida.
El pequeño, entre sus brazos
va creciendo poco a poco,
como un arbolito bajo
de esplendor primoroso.
Ella a veces lo mira
conteniendo el sollozo
porque en él ve a su marido,
su mismo verde de ojos.
La sonrisa va volviendo
a los labios de Teresa,
el niñito está creciendo
con su prístina realeza.
Cumplidos los siete años,
una tarde de febrero
dice el niño así a su madre:
Ha pasado mucho tiempo,
nunca volverá mi padre
porque está en el firmamento
con los astros celestiales
pero tú, mamita guapa,
cuando estamos en el parque
eres rosa soberana
que resalta entre las madres;
hoy hay sol, por la ventana
se oye cantar a las aves
y tú eres Lirio galana,
como decía mi padre.
Se arma el niño con su abrigo
que le cae largo de manga
y saca a su madre del frío
que se ha metido en la casa.
Una vez sito en la calle
la de la Buena Esperanza,
prende a su madre del talle,
-casi no llega ni alcanza-
mas con ojitos risueños,
le canta:
Es hora de que sonrías,
que la vida se te escapa,
yo ya soy hombre, bajito,
como de pequeña talla
pero tu talla es de un ángel
o una virgencita guapa,
padre quisiera, de nuevo,
y yo no verte tan sola,
quiero mamá que te peines
con ondas de caracola
y que pasees por las calles
sin soledad de amapola.
Suelta su mano del talle
y un hombre se acerca a ellos,
revuelve al niño el cabello,
y en las manos de Teresa
pone un ramo de Lirios
blancos como su belleza.

domingo, 21 de mayo de 2017

No me acostumbro

No me acostumbro a la paz
ni me acostumbro a la guerra,
 al calor, a la ventisca
al fulgor de las estrellas,
 al mar rompiendo en las rocas,
 al murmullo y la ceguera.
No me acostumbro al silencio
ni a estarme parada y quieta,
no me acostumbro a los años,
 a ignorar lo que quisiera,
 al amor,  al desengaño
ni siquiera a la tristeza.
Sólo tengo por costumbre
creer que la vida es bella,
que detrás de alguna esquina
 esperan gratas sorpresas,
que siempre es demasiado pronto
para tenderse a morir
y que si un camino se cierra
por otro se puede seguir.






martes, 2 de mayo de 2017

La rosa

Ha crecido la rosa,
capullito entre hojas,
nada envuelve su cara
ya perfuma su aroma,
ya no teme a los vientos
que pudieran quebrarla,
colorea su rostro
de rubor escarlata.
Espinándose el talle
se levanta orgullosa
porque sabe que vale,
de entre todas las manos,
la que es más valerosa.

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