lunes, 28 de agosto de 2017

Cinco minutos -Luis Eduardo Aute-

Era la noche como un suave infierno 
de diablos borrachos cantando 
a la luna de Tepoztlán. 
Bajo el sombrero de un árbol de estrellas 
brotaban corridos de amores 
quemados bajo el volcán. 

Cuando llegaste, de pronto una luz 
de luna escarlata cayó en catarata 
desde una pirámide. 
Sobre tu pecho colgaba una cruz 
y como un consuelo 
arropaba tu duelo 
el calor de una clámide. 

Y nos dijiste: "permítanme, 
voy a quedarme cinco minutos, 
cinco minutos, los que me quedan, 
y olvido el luto, 
cinco minutos, 
cinco y no más". 

Y esos minutos tomaron tequila, 
cantando, riendo, llorando 
a la luna de Tepoztlan. 
Y los relojes huyeron del tiempo 
cuando alguien te dijo: "Señora, 
las diosas nunca se van". 
Y despertaron al amanecer 
perdidos arrojos 
en tus negros ojos 
heridos por el dolor. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario