domingo, 29 de octubre de 2017

Pelusa y yo

Se acerca Halloween y tengo a la araña tricotando a toda pastilla. Que no llegamos Pelusa -le digo- y la otra no creas que se da prisa no, ella va a lo suyo, entre puntada y puntada se pone a comer mosquitos, total, que a este paso me veo en cualquier tienda de disfraces comprando telarañas al por mayor. Pero esas la verdad es que no son buenas, eso no es calidad, las buenas son las de Pelusa, son naturales, no contienen alérgenos, gluten, petróleo ni lactosa, son eco.
Estuve en el campo cogiendo granadas -cuento a grandes rasgos la historia- y las metí en una bolsa del mercadona que guardé en el maletero; como tengo la cabeza que tengo me olvidé de sacarlas y a los tres o cuatro días, cuando caí en la cuenta de que no las había bajado, me fui al coche y cuando abrí el maletero...para qué contar...una telaraña...no hay airbag que tenga tela a desplegarse como aquello ¿es que podía atravesar aquel pedazo de cortina? qué digo cortina ¡telón! ni palante ni patrás y en un rincón me veo a la araña, con las cuatro patas en la boca, castañeteando, con unos temblores la pobre criatura por si le hacía algo...con unos ojos que me miraba, y pensé, ¿qué necesidad tengo de darle con un 38? ninguna. La adopté.
Me la subí a casa a hombros, llevaba ambas manos ocupadas por la bolsa temiendo que se desfondara. Le enseñé la casa y le dije lo que podía usar y lo que no: el balcón sí, la cocina no, la lámpara sí, el baño no, mi habitación no, el pasillo sí. Estuvo de acuerdo en todo, encima de buena es prudente. Me pidió si podía darse un paseo de vez en cuando por la cuerda de tender, dice que le recuerda a su infancia porque en aquel entonces, al ser tan chica, todo lo veía grande y que le recuerda a los hilos que hacía su abuela. La autoricé.
Como es tan honrada me dijo que quería ganarse el sustento y que para ello estaba dispuesta a colaborar con lo que sabe hacer, tejer, y lo primero que hizo -aún me emociona recordarlo- fue tejerme un poncho y si será de buena calidad que hasta repele el agua.
Yo, que también soy honrada, no podía permitir que trabajara sin estar asegurada así que la empadroné y le di de alta e la S.S, qué menos.
Todas las tardes solemos ir a pasear al parque o a la playa pero en la playa me cogió conjuntivitis por culpa de la arena así que vamos menos por allí pero en el parque disfruta como una osa; la dejo que suba a los árboles y así echamos la tarde. Cuando baja ya es de noche, anda en diminutivo, pero está echando unos bíceps y unos gemelos que temo que alguien le meta ideas en la cabeza y la enguisquen para portera de algún garito. Ella dice que no, no sé, en el fondo es tan inocente.
Ahora estamos con lo de Halloween y cuento con que no debo estresarla ni meterle prisa, porque dice que si se pone nerviosa se le hacen nudos y es verdad, pero es que hay cola esperando sus telañaras porque es tan trasto que no se le ha ocurrido otra cosa que meterse en internet y anunciar su artesanía en Ebay, y lo nunca visto, ¡los chinos le hacen pedidos!
Es monstrua.

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