miércoles, 20 de junio de 2018

De melones- Capítulo III- de Maria José

Enrique y Julia regresan al apartamento después de la agitada mañanita playera, caminan los dos en silencio, ninguno se atreve a decir esta boca es mía, Julia por el reconcome que tiene por haberle dicho a la chica que le quedan 24 horas de vida y Enrique por habérsele ocurrido, sabiendo que Julia es mucha Julia,  manipular piel que está fuera de su jurisdicción, pero caramba, le había picado de verdad una medusa que si no era una carabela sería una jarbeta pero una medusa era.
-Venga mujer, no te pongas así que ambos hemos hecho el juramento Hipocrático y sabemos que se es médico las 24 horas del día sin condición de sexo, religión o creencias, o lugar a tratar.
Sí Enrique lo sé, pero es que estabas ahí ahí con las manos pegadas como un spiderman, para mi que eso algo más que una cura.
Anda tonta, que pareces una niña de pecho....oh, lo siento, no quería decir eso.
-Enrique voy a hacer como que no te oído pero una cosa te digo, si quieres resarcirte y compensarme por el disgusto que me has dado tienes que hacer algo.
-Lo que quieras mi amor pero tampoco te pases ni quieras abusar de éste suceso porque si quieres yo también te puedo recordar aquella ocasión en Brasil en la que tú...
Tin tiririntintin tin tin tin tin -suena el móvil- ¿diga?
¿Enrique Gutiérrez?
-Sí, dígame.
-Le llamamos del hospital Ponte Bien, verá, es que hay una paciente a la que se le acaba de dar el alta que había ingresado por  picadura de medusa y nos han facilitado su teléfono para que venga a recogerla.
-¿Yo?
-Bueno, si quiere, los de la ambulancia nos han dado éste número y además, la señorita dice que es de fuera y que no tiene  ningún familiar aquí. Aunque también podemos pedirle un taxi, lo que usted diga.
Enrique cubre con la mano el auricular del telefóno y le pregunta a Julia si ella le ha facilitado su número de teléfono a alguien, ella contesta que sí, que se lo dijo al ateese porque pidió un número de contacto y con los nervios no sabía qué hacer y total, que sí, que se lo dio.
-No, está bien, en unos minutos estamos ahí.
-Bien, gracias, adiós.
Julia lo mira interrogativamente, Enrique no respira ni dice mú pero recuerda un titular que leyó hace tiempo que decía que en vacaciones es cuando más divorcios hay porque las parejas pasan más tiempo juntas.
Entre tanto, un avión acaba de tomar tierra en la terminal de Barajas del que desembarca la Asociación Coco Loco, 8 morenazos que amenizarán las noches playeras de toda la costa española. Uno de ellos es de Brasil.

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