domingo, 5 de agosto de 2012

A Miguel Hernández.


Viene a visitarme entre letras,
con sílabas vestidas de guerra,
un clamor, silencioso, mas vivo,
que vivo recuerdo de madre.
Sucumbe entre espasmos del tiempo,
abriendo heridas cerradas,
y he sentido un dolor, que es ajeno,
dolor de la patria y el abuelo.
El llora, lo veo en sus ojos,
con nanas de hiel y cebolla,
¡tus campos te están recordando!,
¡una higuera, te sigue esperando!.
Qué pequeños fueron tus años,
¡y qué grande el dolor a ellos dado!...
Una casa vacía, esperaba,
mientras cárcel feroz te atrapaba.
Miguel, tus campos ahí siguen,
y con ellos, tus raíces sedientas.
Ya  no hay agua que calme esta tierra,
¡ni poema, sin tí, en Orihuela!.


 

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