martes, 20 de agosto de 2019

La pipa de Kif -Ramón María del Valle-Inclán-

Mis sentidos tornan a ser infantiles,
tiene el mundo una gracia matinal,
mis sentidos como gayos tamboriles
cantan en la entraña del azul cristal

con rítmicos saltos plenos de alegría,
cabalga en el humo de mi pipa Puk,
su risa en la entraña del azul del día
mueve el ritmo órfico amado de Gluck.

Alumbran mi copta conciencia, hipostática
las míticas luces de un indo avatar,
que muda mi vieja sonrisa socrática
en la risa joven del Numen Solar.

Divino penacho de la frente triste,
en mi pipa el humo da su grito azul,
mi sangre gozosa claridad asiste
si quemo la Verde Yerba de Estambul.

Voluta, de humo, vágula cimera,
tú eres en mi frente la última ilusión
de aquella celeste azul Primavera
que movió la rosa de mi corazón.

Niña Primavera, dueña de los linos
celestes. Princesa Corazón de Abril,
peregrina siempre sobre mis caminos
mundanos. Tú eres mi «spirto gentil».

¡Y jamás le nieguen tus cabellos de oro,
jarcias a mi barca, toda de cristal:
La barca fragante que guarda un tesoro
de aromas y gemas y un cuento oriental!

El ritmo del orbe en un ritmo asumo,
cuando por ti quemo la Pipa de Kif,
y llegas mecida en la onda del humo
azul, que te evoca como un «leit-motif».

Tu luz es la esencia del canto que invoca
la Aurora vestida de rosado tul,
el divino canto que no tiene boca
y el amor provoca con su voz azul.

¡Encendida rosa! ¡Encendido toro!
¡Encendidos números que rimó Platón!
¡Encendidas normas por donde va el coro
del mundo: Está el mundo en mi corazón!

Si tú me abandonas, gracia del hachic,
me embozo en la capa y apago la luz.
Ya puede tentarme la Reina del Chic.
No dejo la capa y le hago la †.

domingo, 4 de agosto de 2019

Aún todas sus lágrimas de Yevgueni Yevtushenko

Aún todas sus lágrimas de Yevgueni Yevtushenko

El sauce no ha llorado aún todas sus lágrimas. A su sombra, en la orilla me quedé pensativo: ¿cómo hacer feliz a mi amada? ¿Es que acaso no pueda hacer más?
No le bastan los hijos, la abundancia, lo poco que nos damos al cine, a los amigos. Me necesita enteramente, sin reservas. Mas, estoy hecho de sobras. Yo soy diamante en bruto.
Entregué mis hombros a las causas de nuestra época, a toda su dura carga, no dejé espacio a la ira de mi amada y privé su llanto de mis brazos, de mi regazo.
Hoy, la amada ya no recibe flores de su hombre. Arrugas, sí. Faenas domésticas. El hombre engaña por placer, la mujer traiciona por dolor.
¿Cómo puedo hacer feliz a mi amada? ¿Qué puedo ofrendarle esta noche si la manzana que le da la vida ya está rancia y agusanada?
¿Por qué a la bienamada se le ofende tan sin razón como tan a menudo? Cómo hacerla infeliz, todos sabemos. De cómo hacerla feliz, no tenemos memoria.
Versión de Heberto Padilla