Lo quiero como al aire que respiro,
sin darme cuenta que tan dentro de mí llegara;
me he acostumbrado a nombrarlo entre suspiros,
y entre silencios que para mí, ya son palabras.
Y lo he forjado a fuego vivo, candela clara,
razón inquieta, -logaritmos del corazón-,
iluminándome con su presencia cada mañana
y al mismo tiempo, entiendo menos la solución.
Que alguien me diga,
-si es que lo sabe-,
¡que alguien me diga!
-por compasión-,
cuál es el códice,
cuál es la clave,
¡cuál es la regla del buen amor!
Amar, después amar, y siempre amar mi querida Maria José!!
ResponderEliminarBesos!!!
Me temo que no existen reglas para el amor,solo dejarse llevar por los sentimientos.Ellos dirán si vamos por el buen camino o por el equivocado,sólo hay que escuchar al corazón.
ResponderEliminarUn placer volver por tu blog Mª José.