jueves, 8 de agosto de 2013

Cara y cruz.

No sé fingir que no te quiero,
me delatan los latidos de mi pulso,
el vértigo donde renazco y muero,
esta inquietud constante, ahogado impulso.
Ya no puedo mentir más a mi conciencia
ni vivir tan sólo de ilusiones,
por que en todo reconozco tu presencia,
hasta en el aire que oxigena mis pulmones.
Y vivir así, no tiene recompensa,
sin opción alguna a ésta partida
que es poner mis cartas en la mesa
sabiendo de antemano, que es perdida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario