Dame el amor profundo de tus manos primorosas
y tu cariño inmenso que perfuma como rosas.
Dame tu bien oculto, tu mirada protectora
y tus consejos sabios que enderezan las esloras.
Mi bien, mi amor, mi madre.
Yo me repito en darte desde que nací hasta ahora
mi vida, mis momentos días y horas
sin malgastar tus soles en mis nubes soñadoras
porque mi sueño más bonito has sido tú, mi Salvadora.