Llevo el corasonsiyo
como metido en un puño
por la culpa de un amor
que me detiene los pulsos
¿Es que no hay ley que prohíba
-si el cariño es cosa buena-
sufrir cuando se quiere
y no andar de esta manera?
Mándame ese beso tuyo,
ese que en tu alma se enroca,
el que nadie lo quiso
y déjamelo en la boca.
Porque el beso que nombro,
ese mismo que digo,
puede ser el que me lleve,
si me muero, al paraíso.
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