A la rosa que lleva en los labios
la quiere vestir de plata,
para que nadie los bese
y un beso nunca le nazca.
Pero olvida que el amor
es como el río y sus aguas
que nacen del interior
y corren por las entrañas.
Ponte guantes en las manos,
ponte un velo en la mirada,
aliméntate del olvido
para que no sientas nada.
Ya no mires a la Luna
y no vuelvas a la mar,
ni a sus olas ni a su espuma.
ni a su aliento de Mistral.
Y cuando hayas borrado
cualquier signo de amor,
entonces, ya lo has logrado,
ya has matado al corazón.
Mis aplausos María José,precioso romance con un final sublime.
ResponderEliminarFeliz domingo y un fuerte abrazo.
Muchas gracias Jero, eres muy amable.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo y feliz domingo.