Tengo un capricho del mar.
Una ola revoltosa
que venía con las otras
en mi cara fue a dejar,
una chispita de sal,
y me dijo silenciosa
que es un beso de tu boca
que a deriva fue a quedar.
Tengo un capricho del mar.
Y lo guardo primorosa
como quien guarda las rosas
que se ofrecen al altar,
y ese beso no lo cambio
por la boca más hermosa
porque viene de tus labios,
que me lo ha dicho la mar.
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