Se van...y se lo llevan todo, se llevan su presencia se llevan su ser y estar, su risa, su genio, su ternura y calma, se llevan sus proyectos y tu te quedas aquí, recordandólos, queriéndolos por lo que fueron y por lo que podía haber sido. Nada es igual, es mentira, faltan esas piezas que completaban tu puzle, y se te queda cojo el corazón. Se va llenando con otras, sí, es verdad, pero aquellas ya no están y no habrán dos iguales.Hay momentos de aceptación, qué remedio queda..., pero hay momentos de rebeldía contra...¿quién, contra qué? no lo sabes. Sí, es la vida, la vida y la vida...la ( ... ) vida que nunca termina bien.
Nunca termina bien,pero...¿sabemos que termina?¿No empezará...o continuará,en otro lugar llamado,por ejemplo, Muerte? Está a estas alturas tan cojo mi corazón,que deseo creer que sea así para poder seguir aceptando la única certeza de la vida: que se termina.
ResponderEliminarLeo rabia y desconsuelo en tus letras.Y te entiendo.Solo espero y deseo que hables de nuestro amigo Ludwing(Beethoven),no por alguien más cercano a tus sentimientos.Si fuere así,lo siento.Por experiencia,nómbralo y habla de sus cosas,aun llorando...¡Y seguirá viviendo!
Un abrazo muy grande,Mª José.
Han pasado ya muchos años desde sus, mis tristes despedidas y aún los siento aquí como ayer...eso lo sé, pero nunca sabrán la parte de una misma que se ha ido con ellos.
ResponderEliminarMuchas gracias Mari Carmen y un abrazo con cariño.