Quedamos en que no lloraría,
me lo dejaste dicho sin palabras
cuando te levaste en los brazos de Dios.
Quedamos en que ahora eras libre
sin ataduras, sin peso y dolor.
Tu amor me hizo fuerte. Cumplí esa palabra,
no lloré en tres días,
o en una semana, llevando conmigo
tu amor maternal
pero en nochebuena no pudo mi alma
guardar más silencio y al sentir tu falta
se puso a llorar.
Me falta tu risa, tus ojos, tus manos,
tu esencia bendita, refugio de paz,
me faltan tus besos, tu olor, tus palabras,
y te echo de menos cada día más.
Mamá te quiero mucho.
Sé feliz allá donde estés, te lo suplico.
Señor, en ti confío.
No hay comentarios:
Publicar un comentario