olvidaré las manos que hicieron temblar
con caricias de seda mi piel,
la boca que me alimentó
con dulces besos de miel.
Olvidaré tu risa y la mía,
cómplices en tantos momentos,
invasoras de alegrías
destructoras de lamentos;
pero lo que no puedo olvidar
son tus verdes ojos de olivo,
ni tus deliciosas palabras
susurrantes en mi oído,
ni las noches de pasión,
ni los días de locura.
Me quedan décimas de amor,
cicatrices de ternura.
Siempre quedaran huellas del amor.
ResponderEliminarNostalgia hecha hermosa poesía.; besos
Hola Hanna, muchas gracias por tu visita y tu bonito comentario.
ResponderEliminarBesos guapetona.