Que en Cádiz, dicen, no hay nieve,
que no lo consiente ni el mar ni las olas
que Cádiz, por blanco, tiene,
sal marinera que es nieve toda.
Y dicen que allí, cantan las flores
y que en los patios de las casitas
cuelgan los soles.
¡Ay Cádiz!, que tienes, bonita,
dos manos blancas
que hacen palmitas,
la frente clara,
cabello al viento
y gracia infinita
dada en latidos
de taconeo.
Todo eso que bien describes y más en Cádiz se encuentra, junto con la brisa de los mares que por su malecón te acaricia, y en las terrazas, un pescadito y una cerveza fría acrecienta la dicha. Un abrazo
ResponderEliminarMe imagino a Cádiz así, blanquita y luminosa, con arte y con gracia aunque nunca he estado allí, y si además se le suma ese toque que le das, uh, va a ser cosa de visitarla cuando se pueda. Gracias Dionisio por tu amable lectura e imágenes que de ella aportas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ay Cadiz, que bella es, como se suele decir la tacita de plata, y tú le has dado un aire muy salero y con gracia, tal cual la calificas.
ResponderEliminarMe encanta la última estrofa.
Besitos y gracias por esa respuesta tan cariñosa.
Gracias a ti Elda, por leerlo, por estar y por la simpatía que reflejas.
EliminarBesos guapetona.