No puedo contener, de la lluvia en mis manos,
más que un poco;
ni abarcar de la inmensidad del mar, en mi mirada,
más que un trozo;
ni puedo perpetuar la párvula tersura que tiempo atrás
tuvo mi rostro.
Pero puedo discernir todo el amor que hay condensado
en tus palabras;
contemplar en un pequeño instante la bondad
de tu mirada
y, puedo asegurar, que la distancia no es frontera
para el alma.
Todo se queda dulcificado, en instantes pequeños y en la brevedad del tiempo… y todo se queda alentando dichas, prendidas en los sueños. Un abrazo.
ResponderEliminarLa dulzura, la bondad y el amor no necesitan necesariamente manifestarse en presencia física, no sé, es algo que se transmite y se recibe, es extraño y bonito.
ResponderEliminarGracias por tu visita y por el lindo comentario que me dejas, Dionisio.
Un abrazo.