No es en la soledad que te recuerdo,
ni en la nostalgia es donde te encuentro;
es en el trueno, el relámpago y la lluvia.
Es en el fino sol de enero.
Es en el viento,
en el brillo de un lucero,
en el brillo de un lucero,
en el aire que de azahar viene completo
es, en las ondas de la mar.
Y en mi costilla.
Y en mi costilla.
En resumidas cuentas, yo te recuerdo,
en todo lo que a mi me inspira vida.
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