martes, 28 de agosto de 2018

La tormenta que me aviva

Estás lejos, me lo dice el aire.
No respiro tus partículas de hombría.
No resalta tu lenguaje entre sus ondas
ni cabalga tu ansiedad sobre la mía.
No relampaguea tu mirada,
la que enciende los rincones que me habitan.
Ya no truenan tus palabras.
Se desploma la tormenta que aviva.
Quiero el rayo de tu impronta, tu amenaza,
el estruendo de tu gen provocativo,
la catarsis de tu nervio con mi calma
como conjunción entre luz y sonido.
Quiero el viento que arremolina mis aguas,
que me agites, para que no me convierta en hielo
y caer después en libre catarata
empapada de tu amor hasta los huesos.




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