Sobre el amor, el castigo y la muerte
Me duelen los deseos, son sueños bretonianos,
me duelen mis diez dedos por falta de tocarte,
me duelen tus dos pechos tan hulírfanos de manos
y duele mi memoria tratando de olvidarte.
Me duele el mes de agosto, pues todo habrá acabado.
Me duelen tus orgasmos pegados a mi ombligo
me duele haber nacido el año equivocado
y duelen mis errores. Y duele mi castigo.
Cuando el dolor me deje, cumplida ya mi pena
Te pensarlí en secreto alguno que otro día
y al verme protegido por una paz serena,
recordarlí por siempre. Un tiempo, fuiste mía.
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