por traer a Don Quijote
a éstas tierras de Levante.
Este poema lo escribí hace tiempo pero valga como mi pequeño homenaje a tan insigne escritor e inigualable en la literatura no sólo española sino universal.
Pasó grande caballero, | ||
una vez, por estas tierras, | ||
iba con fiel escudero | ||
y a vos os cuento en leyenda. | ||
Entró con paso templado | ||
por donde se abre la puerta | ||
de esta tierra salinera | ||
que, si acaso tuviera huerta, | ||
¡y si molinos hubieran! | ||
no son más que blanca yerba | ||
y velas en mar abierta. | ||
Pidió aquí noble señor, | ||
en la noche, cama y vianda; | ||
para hidalgo y servidor | ||
dieron sábanas de Holanda. | ||
Y soñó el gran soñador | ||
con su amada Dulcinea | ||
creyendo escuchar su voz | ||
arrullada en la marea. | ||
Levantóse el buen Quijote | ||
siguiendo el perfume a brea | ||
y detrás, buen Sancho, a trote, | ||
lo secundó hasta la arena. | ||
-¡Sancho!, ¿no oís vos esas voces | ||
que cantan? ¡es Dulcinea! | ||
¿O es la mar que en ésta noche | ||
está muriendo de pena? | ||
-¡Presto marcho ya en pos della! | ||
¡vive Dios que no habrá nadie | ||
que causarle un daño atreva! | ||
Si es la mar, que con el aire, | ||
está juntando sus fuerzas | ||
¡yo soy caballero amante | ||
y no habrá quién me detenga! | ||
Cuando las olas cubrían | ||
más allá de su cintura, se apagó la melodía y se encendió su cordura. | ||
-¡Mi señor, volved a tierra, | ||
no es la voz de su doncella! | ||
son romanzas de sirenas | ||
cautivando a los marinos | ||
¡que esta es tierra de Habaneras! | ||
Con prístino rayo de alba | ||
partieron los cabalgantes | ||
hacia tierras de La Mancha, | ||
dejando atrás el Levante. |
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