jueves, 21 de abril de 2016

Recordando a un Noble Hidalgo

Que me perdone Cervantes
por traer a Don Quijote
a éstas tierras de Levante.

Este poema lo escribí hace tiempo pero valga como mi pequeño homenaje a tan insigne escritor e inigualable en la literatura no sólo española sino universal.




Pasó grande caballero,

una vez, por estas tierras,

iba con fiel escudero

y a vos os cuento en leyenda.

Entró con paso templado

por donde se abre la puerta

de esta tierra salinera

que, si acaso tuviera huerta,

¡y si molinos hubieran!

no son más que blanca yerba

y velas en mar abierta.

Pidió aquí noble señor,

en la noche, cama y vianda;

para hidalgo y servidor

dieron sábanas de Holanda.

Y soñó el gran soñador

con su amada Dulcinea

creyendo escuchar su voz

arrullada en la marea.

Levantóse el buen Quijote

siguiendo el perfume a brea

y detrás, buen Sancho, a trote,

lo secundó hasta la arena.

-¡Sancho!, ¿no oís vos esas voces

que cantan? ¡es Dulcinea!

¿O es la mar que en ésta noche

está muriendo de pena?

-¡Presto marcho ya en pos della!

¡vive Dios que no habrá nadie

que causarle un daño atreva!

Si es la mar, que con el aire,

está juntando sus fuerzas

 ¡yo soy caballero amante

y no habrá quién me detenga!

Cuando las olas cubrían

más allá de su cintura,
se apagó la melodía
y se encendió su cordura.









-¡Mi señor, volved a tierra,

no es la voz de su doncella!

son romanzas de sirenas

cautivando a los marinos

¡que esta es tierra de Habaneras!

Con prístino rayo de alba

partieron los cabalgantes

hacia tierras de La Mancha,

dejando atrás el Levante.



No hay comentarios:

Publicar un comentario