domingo, 12 de enero de 2025

Te quiero mamá

 No te puedo componer canciones tristes

pues tú siempre has apostado por ternuras.

Fue tu forma de pensar y hacer las cosas

todo un núcleo de coherencia inalterable.


Desde el amplio espectro de la luz

irradiabas el color de la bondad,

y aún pasadas las tormentas, resurgías,

más si cabe, limpia, hermosa, inmarcesible.


Siempre noble de los pies a la cabeza.

Sin un signo de arrogancia en tu mirada,

-hecha para destacar entre los buenos-

así quiso Dios ponerte en este mundo

donde priman vanidad y egocentrismo.


Fuiste como un manantial de flores

que perfuma cuanto toca en su venida

del inicio hasta su desembocadura.


Flor de flores, cuna limpia donde estar a salvo

de injusticias y desórdenes del tiempo.


Sólo Dios, al tomarte entre sus brazos

y elevarte con dulcísimo candor

me asegura que tu esencia se ha extendido

como un ave liberada que ya goza

sobre un plano sin principio ni final.


Sé que estamos juntas de otro modo

pues la bóveda celeste que me cubre

tiene el mismo arco que el huequito de tus alas

donde siempre me has guardado.


Te quiero mamá. Hasta siempre cariño mío, mi Salvi preciosa.



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