martes, 25 de junio de 2013

A la verita de la Luna.

La luna está llena en ésta noche de veinticuatro de junio, está llena de luz como una gigantesca bola de Navidad dorada. Está guapa Lola, sí. Recuerdo que cuando era pequeña, en aquellas noches tranquilas de verano en las que tan sólo se movía apenas una ligera brisa, salíamos a la calle a tomar el fresco. Era una pequeña reunión vecinal; María, Conchita, Rosario, mamá, mi abuela (mi mamá Josefa, así la llamaba) y en medio yo, como los jueves. Me encantaba escucharlas hablar de sus cosas, hablaban de recetas de cocina, del mercado, de los hijos que ya se habían marchado de casa, de cuánto forastero había ya en el pueblo...yo prestaba toda mi atención. Me imaginaba a mi misma de mayor, haciendo la comida en mi propia casa para mi familia, o me imaginaba viviendo en otra ciudad, pero luego pensaba que no, que yo nunca me separaría de mi familia, de eso nada.

Rosario era una mujer de armas tomar, tenía bastante carácter, y le sirvió de mucho pues su marido al que todos le decían "el negrico" era marino y pasaba largas temporadas embarcado muy lejos de su casa. Ella quedaba sola al cargo de sus tres hijos, todos varones que crió prácticamente sóla. Pero era todo corazón, siempre dispuesta a lo que fuera menester por cualquier vecina.

María era muy buena persona, dulce, la verdad es que todas me parecían buenas, he tenido suerte de criarme entre gente buena, por no hablar de puertas adentro de mi casa y no me importa parecer presumida porque estoy orgullosa de la bondad de mi familia, ya no se ni por dónde iba....así, por María. María bordaba, hacía unos juegos de cama preciosos, también baberos, mantelerías, juegos de cuna, cuellecitos para los vestidos; no sabía leer ni escribir, pero hacía unos bocetos en papel de seda que luego bordaba ¡preciosos!

El patio de su casa me encantaba, tengo algo con los patios que yo no sé lo que será pero me fascinan, llenos de macetas y sol.

Conchita vivía entre Torrevieja y Valencia, y cuando su marido se retiró del ejército ya se volvió definitivamente para acá. Su hermana vivía con ella, otra María, ésta era muy delicada, siempre tenía algo. Hoy,  ya con mi razón, creo que era hipocondríaca y que gracias a eso, (un dolor de uña: al médico) ya tiene 94 años por lo menos y con sus achaques normales en su edad sigue en pie como un roble.

Frente a mi domicilio vivían dos hermanas, Carmen y Josefa, le decían las santas, siempre iban de negro y era muy religisosas, apenas salían a la calle. Su vivienda era muy oscura, solamente tenía una ventana que daba a la calle y aquella casa era estrecha y larga y encima la puerta de la calle era toda de madera, sin cristales, he ahí el porqué de aquella oscuridad. A todas mis amigas le daban miedo, decían que eran brujas, bueeeno, yo las defendía a capa y espada y las visitaba cada dos por tres. Carmen tenía el pelo blanco, invariablemente recogido en un moño y era muy delgadita y menuda, Josefa parecía más joven, pero no podía andar, siempre estaba sentada en una mecedora en la habitación que daba a la calle, así que cuando llegó el momento de aprender el catecismo, iba a su casa un ratito por las tardes despues del colegio y me tomaban la lección. Me contaban cuentos de miedo, con el fin de que no me fuera con desconocidos, yo las quería mucho aunque cuando me despedía de ellas para marcharme y tenía que salír al pasillo, miraba al fondo de la casa con recelo, más miedo que recelo a decír verdad.

Bueno todo esto viene porque la luna de esta noche es grandota y me ha recordado aquello que me contaban de pequeña de que en la luna había un leñador y que cuando está así de llena aún se le puede ver con el hacha en el hombro caminando, ¡y sí será que lo veía y todo!.Treinta y siete años más tarde, misma Luna y cómo ha cambiado todo.

Para terminar, lo de la Luna Lola es por aquello que cantábamos:

La Luna se llama Lola

el sol se llama José,

cuando se levanta Lola,

se acuesta Don José.

Es casi la una de la madrugada, ya hemos cambiado de día y no hay sueño a la vista, así que, por ésto me ha dado. Buenas noches... 



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